La precandidata de los demócratas atraviesa uno de sus peores momentos según los últimos sondeos: bajó 7 puntos. Pese a ello, sigue encabezando la lista de aspirantes

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2 de septiembre de 2015, 17:05 PM
2 de septiembre de 2015, 17:05 PM

La popularidad de la precandidata presidencial estadounidense Hillary Clinton, centro de una polémica por usar un correo electrónico personal cuando dirigía el Departamento de Estado, cayó en agosto a 45 %, un punto por encima de su peor dato, registrado en 2008, según un sondeo publicado hoy.

De acuerdo con una encuesta divulgada por la cadena ABC News y el diario "The Washington Post", el 45 % de los estadounidenses tiene una opinión favorable sobre la política demócrata, lo que supone una caída de 7 puntos desde julio, mientras que su impopularidad ha crecido ocho puntos, hasta el 53 %.

Estas cifras rozan el peor dato de Clinton en 23 años de vida pública: en abril de 2008, cuando competía por la nominación demócrata para la Presidencia, tenía un 44 % de aprobación.

Esta encuesta, elaborada entre el 26 y el 30 de agosto con una muestra de 1.005 adultos y un margen de error de 3,5 puntos, llega en una mala semana para la campaña de Clinton, que vuelve a enfrentar la polémica de los correos electrónicos.

A pesar del desgaste por esta polémica, Clinton sigue liderando las encuestas tanto entre los candidatos a las primarias de su partido como los sondeos generales entre los aspirantes presidenciales demócratas y republicanos.

La polémica por los correos

La controversia sobre el uso de un correo electrónico personal para tratar asuntos oficiales cuando era secretaria de Estado de EE.UU., entre 2009 y 2013, que persigue a Clinton desde marzo, entró el lunes en una nueva fase después que conocerse que 125 de los más 4.368 nuevos mensajes publicados contenían información clasificada.

Uno de los principales argumentos de Clinton para defenderse en esta polémica era precisamente que nunca había enviado información clasificada a través del servidor de correo privado que instaló en su residencia de Nueva York para sus comunicaciones como jefa de la diplomacia.