El movimiento, que entra en su tercera semana, inspiró a otros más allá de las fronteras, especialmente en París

12 de febrero de 2022, 22:03 PM
12 de febrero de 2022, 22:03 PM

La declaración del estado de emergencia no los hizo desistir. Los manifestantes antimedidas sanitarias aún eran miles el sábado en las calles de Ottawa y seguían bloqueando un puente fronterizo con Estados Unidos pese a la intervención de la policía.

El movimiento, que entra en su tercera semana, inspiró a otros más allá de las fronteras, especialmente en París, donde, a pesar de la prohibición, miles de personas marcharon contra el pasaporte sanitario.

Por primera vez desde que se iniciaran las protestas, la policía se desplegó en los alrededores del puente Ambassador, que une Windsor (en Canadá) y Detroit (Estados Unidos), luego de que el Tribunal Superior de Ontario ordenara evacuar a los manifestantes que lo ocupaban desde hace cinco días.

El bloqueo de este eje llevó a Washington a intervenir ante el gobierno de Justin Trudeau, quien prometió el viernes aumentar la represión policial porque las "fronteras no pueden permanecer cerradas". Y el estado de emergencia se declaró en Ontario. 

Pero en la tarde del sábado, la policía seguía sin poder desalojar totalmente el puente tras horas de confrontación con los manifestantes. Aunque la mayoría de camiones y vehículos que bloqueaban la calzada fueron retirados, quedaban en el lugar cientos de personas, según observó un periodista de la AFP.

El objetivo es desactivar "pacíficamente la situación", dijo a periodistas Jason Bellaire, de la policía de Windsor. Por el momento no hubo arrestos en el lugar.

El cierre de este puente ha causado trastornos en la industria automotriz en ambos lados de la frontera. Más del 25% de las mercancías comercializadas entre Estados Unidos y Canadá transitan por allí. 

También están bloqueados otros dos ejes fronterizos. Uno en Emerson, que conecta la provincia de Manitoba con Dakota del Norte, y otro en Alberta. 

- Apoyo en aumento -

El sábado por la mañana, por tercer fin de semana consecutivo, una multitud se concentró en las calles de Ottawa, epicentro del movimiento. 

Con música, pitidos, pistas de baile y puestos de café, miles de manifestantes protestaron en las calles del centro de la ciudad, donde se vio a pocos policías, apuntó una periodista de la AFP.

"No estoy vacunado y no estoy muerto", dijo Marc-André Mallette, de 38 años, señalando que ha apoyado la causa "desde el principio". 

John Pacheco, que acude tres veces por semana a manifestarse, llevó el sábado a su hija Sofía, de 15 años. Este "activista católico" está convencido de que el movimiento va a durar: "No van a tomar medidas duras, no van a traer al ejército, no tienen equipo para mover todos los camiones. Así que podremos estar aquí durante meses".

La protesta partió de camioneros que se oponían a la obligación de vacunarse para cruzar la frontera con Estados Unidos, pero abarca ahora reclamos más amplios contra todas las medidas sanitarias y también contra el gobierno de Trudeau. 

Este último ha sido fuertemente criticado por la oposición por su inacción ante los manifestantes. Trudeau ha calificado la protesta de "minoría marginal y ruidosa". 

Pero en un país donde las medidas sanitarias son en la mayoría de las provincias más restrictivas que en otras partes del mundo, el movimiento recibió un apoyo popular más amplio de lo previsto por las autoridades. 

Según una encuesta, un tercio de los canadienses lo respalda y el 44% de los vacunados entiende "la causa y las frustraciones que transmiten los manifestantes". 

Desde el inicio del movimiento, varias provincias del centro de Canadá han anunciado el abandono del pasaporte de vacunación y la mascarilla en las próximas semanas. 

Sin embargo, las dos provincias más pobladas del país, Ontario, epicentro de la protesta, y Quebec, se han inclinado en sentido contrario. 

- Manifestación en París -

En París, algunos de los miles de opositores al pasaporte de vacunación lograron llegar el sábado a los Campos Elíseos para sumarse a las manifestaciones. La policía intervino rápidamente con gases lacrimógenos para dispersarlos. 

Siguiendo el modelo de la movilización canadiense confluyeron en las calles de la capital francesa opositores al presidente Emmanuel Macron, a las medidas sanitarias y "chalecos amarillos", dando forma a un movimiento autodenominado "convoyes de la libertad". 

Lo mismo ocurrió en La Haya, donde manifestantes de todo Países Bajos consiguieron bloquear el centro de la ciudad durante unas horas.