El director de la OIT también recordó el hecho de que más de 400 millones de personas en el mundo no tienen trabajo, pero luchan por integrarse en el mercado laboral.

28 de noviembre de 2024, 9:04 AM
28 de noviembre de 2024, 9:04 AM

Aunque los datos preliminares de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) apuntan a que los salarios reales progresarán globalmente un 2,7 % este año, el alza más importante en 15 años, ello "no compensará los desafíos estructurales acumulados en los pasados cinco años", advirtió el director general de la organización, Gilbert Houngbo.

"No podemos decir que estemos total y completamente recuperados, los trabajadores aún sufren por los fuertes precios y la inflación", destacó este jueves el responsable de la OIT en la rueda de prensa de presentación del informe global de salarios, en la que se destacó el desequilibrio en el reparto de éstos.

Houngbo también recordó el hecho de que más de 400 millones de personas en el mundo no tienen trabajo pero luchan por integrarse en el mercado laboral.

La economista de la OIT Rosalía Vázquez-Alvarez agregó que las pérdidas salariales resultado de la pandemia de covid y de la inflación se situaron globalmente en torno al 3 %, mientras que las ganancias estimadas actuales rondan el 1 %, por lo que aún no puede hablarse de recuperación.

Según el informe presentado este miércoles, tras una caída a nivel global del 0,9 % en 2022, los salarios reales se recuperaron un 1,8 % el año pasado, aunque si se excluye de este cálculo a China -donde el rápido aumento de salarios tuvo un impacto significativo en la media mundial- el crecimiento fue del 1,3 %.

Vázquez-Álvarez subrayó que para intentar compensar las pérdidas del último lustro muchos países han ajustado los salarios mínimos para adoptarlos al incremento del coste de vida, pero muchos de esos aumentos "no han sido suficientes para alcanzar la inflación".

La economista recordó además que en muchos casos la subida del IPC media no refleja que las mayores alzas de precios se han producido en cuestiones como la vivienda, los alimentos o la energía, que para los sectores de la sociedad con menores ingresos suponen un gasto porcentual mayor en relación con su sueldo.