António Guterres fue primer ministro y es activista por los refugiados. Su elección no estuvo exenta de la controversia; se esperaba alguien de Europa del Este o mujer

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6 de octubre de 2016, 8:01 AM
6 de octubre de 2016, 8:01 AM

El ex primer ministro de Portugal António Guterres se encuentra a poco de convertirse en el próximo secretario general de Naciones Unidas, luego de que ninguno de los cinco miembros del Consejo de Seguridad con derecho a veto se opusiera a su nominación.

El Consejo de Seguridad de la ONU -integrado por 15 países- realiza votaciones secretas sobre los 10 candidatos a encabezar la entidad y en la que se hizo este miércoles, Guterres recibió 13 votos a favor y dos abstenciones, según dijeron fuentes diplomáticas a Reuters y a medios como The New York Times.

“Los miembros del Consejo de Seguridad me elegirán nuevo secretario general de la ONU. Estoy honrado y feliz”, dijo el portugués. La noticia del reemplazante de Ban Ki- moon ya había sido adelantada por el embajador ruso en la ONU, Vitaly Churkin, quien señaló que habían decidido con sus 14 homólogos del Consejo realizar una votación formal este jueves a las 10:00.

Para que Guterres sea formalmente recomendado para las elecciones de la Asamblea General de la ONU, de 193 miembros, el Consejo de Seguridad necesita adoptar una resolución a puertas cerradas que requiere nueve votos a favor y ningún veto. Se espera que el 1 de enero tome las riendas del “trabajo más difícil del mundo”, como lo describió en 1953 el primer secretario general, Tryagve Lie.

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Los antecedentes

Tradicionalmente, el puesto de secretario general rota entre las regiones, por lo que Asia, África, Latinoamérica y Europa han ejercido el puesto. Las naciones del este de Europa sostienen que jamás han tenido un secretario general. Tampoco una mujer ha ejercido el puesto, y medio centenar de naciones y muchas personas hicieron campaña para que esta vez fuera una mujer la elegida. Sin embargo, Guterres, quien fue jefe la agencia de la ONU para refugiados durante 10 años, encabezó las seis encuestas previas a pesar de ser hombre y de Europa occidental.

La última mujer en presentarse como candidata, el 29 de septiembre, fue la búlgara Kristalina Georgieva, vicepresidenta de la Comisión Europea, pero en la votación secreta que se llevó a cabo este miércoles tuvo incluso menos apoyo que su compatriota Irina Bokova, directora general de Unesco. La única latinoamericana que quedaba en carrera, la ministra argentina de Relaciones Exteriores,

Susana Malcorra, tuvo cinco votos a favor, tres abstenciones y siete en contra, incluido un veto de uno de los países con asiento permanente.
Por primera vez este año, los miembros de la Asamblea General entrevistaron durante dos horas a cada uno de los 13 candidatos, y muchos diplomáticos consideran que Guterres tuvo el mejor desempeño.

En la sexta encuesta informal de hoy se utilizaron por primera vez boletas de colores para distinguir los votos de los cinco miembros permanentes y con poder de veto del Consejo de Seguridad: Estados Unidos, Rusia, China, Gran Bretaña y Francia.

Era el mejor de los candidatos y lo ha demostrado”, dijo el embajador español ante la ONU, Román Oyarzun, que hoy emitió su propio voto en el Consejo. “No había otro candidato mejor que él”, agregó el diplomático español.

Como responsable del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), Guterres nunca se cansó de advertir a la comunidad internacional de que hicieran más por los refugiados. “Los que dicen que no pueden recibir a refugiados sirios porque son musulmanes están apoyando a las organizaciones terroristas y les permiten ser más efectivas para reclutar”, dijo en diciembre, poco antes del fin de su mandato en el Acnur.

Para el diario inglés, The Guardian, el hecho que fuera un “prometedor activista de causas humanitarias hace que la victoria de Guterres sea sorpresiva”. Según ese diario, tanto Rusia como China “han sido reticentes a los activistas en altos puestos en la ONU”. La agencia France Presse señaló que sus dos mandatos al frente de la agencia de la ONU para los refugiados estuvieron marcados por reformas a sus estructuras internas y la reducción del número de trabajadores en su cuartel general de Ginebra.