Una protesta pacífica de funcionarios públicos y agentes policiales terminó en enfrentamiento con la Policía, en Río de Janeiro. Hasta se incendiaron vehículos

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1 de febrero de 2017, 16:27 PM
1 de febrero de 2017, 16:27 PM

La policía antidisturbios de Rio de Janeiro tiró gases lacrimógenos y bombas de ruido para frenar una manifestación de funcionarios públicos y agentes policiales contra las medidas de austeridad con las que el gobierno estatal busca evitar la bancarrota.

El centro de la ciudad que hace unos meses albergó los Juegos Olímpicos se convirtió en teatro de una batalla campal desde que la protesta arrancó a la hora del almuerzo. Los agentes, con máscaras antigás, lanzaban gases contra los cientos de manifestantes, concentrados en las afueras de la Asamblea Legislativa.  

La mayoría protestaba de forma pacífica, pero imágenes de televisión mostraron a un grupo tratando de saltar las barreras que protegían la entrada del recinto, donde los diputados regionales discutían medidas de austeridad.

Pero la violencia estalló cuando grupos de jóvenes encapuchados quemaron basuras, prendieron fuego a un autobús que estaba ya sin pasajeros y atacaron a la policía, que replicó con bombas de ruido y gases lacrimógenos. Los enfrentamientos duraron hasta el final de la tarde.

La multitud corría asustada por las constantes detonaciones, muchas tiendas bajaron sus persianas y el tráfico disminuyó en las calles céntricas, normalmente muy transitadas a esas horas.

Entre los manifestantes, había agentes de la policía que no reciben sus salarios completos desde hace meses, funcionarios de la sanidad pública, jubilados y personal del sistema judicial.

"No hemos recibido nuestro pago de horas extras desde julio, incluido el trabajo que hicimos durante los Juegos Olímpicos", reclamaba Leticia, una policía que pidió no revelar su apellido por miedo a represalias. "Aún esperamos nuestro último salario del año pasado y el de enero", denunció.

Entre las medidas que estudia el Legislativo del estado de Rio figura un aumento, de un 11% a un 14%, de las retenciones de jubilación para funcionarios, así como recortes de personal y la privatización de la compañía de saneamiento de aguas, Cedae.

Brasil, la primera economía de América Latina, atraviesa una recesión histórica que, sumada a la fuerte caída de los precios del petróleo, afectó especialmente al estado petrolero de Rio.

La segunda demarcación más rica del país se vio obligada a declararse en situación de "calamidad financiera" en 2016, junto a otros dos estados.