La situación política de la presidenta de Brasil se complica tras el alejamiento del PMDB, que era su principal aliado, y partido del vicepresidente Michel Temer

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30 de marzo de 2016, 16:00 PM
30 de marzo de 2016, 16:00 PM

La presidenta brasileña Dilma Rousseff arranca este miércoles una carrera contrarreloj para reconstruir una nueva coalición en el Congreso que impida su destitución, mientras el Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), su mayor aliado ahora convertido en rival, busca minarle el terreno.

El centrista PMDB del vicepresidente Michel Temer, primero en la línea de sucesión si cae Rousseff, oficializó este martes la ruptura de la alianza con el Partido de los Trabajadores (PT) y su apoyo abierto al impeachment.

"Algunos ya dicen internamente que se trata de una nueva fase del gobierno, en que sale un aliado de vieja data y se mantienen otros aliados", dijo a periodistas el jefe del gabinete personal de la mandataria, Jaques Wagner.

Rousseff canceló el viaje que tenía previsto esta semana a Washington -donde participaría de una cumbre sobre seguridad nuclear- y se enclaustrará en el palacio presidencial de Planalto para negociar los cargos que quedarán vacantes.

Pero el PMDB, en alianza con el opositor socialdemócrata PSDB, arrancan en paralelo a ofrecer ministerios y puestos en un eventual gobierno de Temer.

"Al salir el PMDB quedarán disponibles siete ministerios para negociar la base del gobierno, sólo que el problema es que el PMDB y el PSDB también están en esa negociación", explicó a la AFP Michael Mohallen, doctor en derecho público y derechos humanos y profesor de la universidad privada FGV en Rio de Janeiro.