El mandatario dijo esta semana que anunciaría a su candidato para el máximo tribunal del país el sábado

25 de septiembre de 2020, 19:20 PM
25 de septiembre de 2020, 19:20 PM

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se dispone a nombrar a la jueza Amy Coney Barrett a la Corte Suprema en reemplazo de la fallecida magistrada progresista Ruth Bader Ginsburg, informaron medios estadounidenses el viernes. 

El mandatario dijo esta semana que anunciaría su candidato para el máximo tribunal del país el sábado, y varios medios de comunicación dijeron que será esta jueza conservadora de 48 años. 

Citando fuentes republicanas de alto rango cercanas al proceso, varios medios de comunicación, incluidos el New York Times y CNN, dijeron que Trump nominará a Barrett. Esto inclinará el tribunal aún más hacia la derecha durante las próximas décadas, después de haber designado previamente a otros dos jueces conservadores durante su mandato. 

Los opositores demócratas, encabezados por el candidato presidencial Joe Biden, han exigido que los republicanos no sustituyan la vacante que dejó Ginsburg, quien murió la semana pasada, hasta después de las elecciones del 3 de noviembre, cuando se sabrá si Trump es reelegido para un segundo mandato.

Los líderes de la mayoría republicana en el Senado, quienes deben confirmar a los nominados a la Corte, dijeron que tienen suficiente apoyo como para celebrar una votación sobre la nominación antes de las elecciones o, en el peor de los casos, durante la sesión entre las elecciones y la investidura del próximo presidente el 20 de enero. 

"Ciertamente lo haremos este año", dijo el líder republicano del Senado, Mitch McConnell. 

Barrett, profesora de derecho, recién fue nombrada a un tribunal por primera vez en 2017. 

En 2018, estaba en la lista de finalistas presentada por Trump para el puesto vacante en la Corte Suprema por el retiro del juez Anthony Kennedy, que finalmente ocupó Brett Kavanaugh después de una feroz batalla por la confirmación.

Barrett, católica practicante, madre de siete hijos y que se opone por convicción personal al aborto, podría impulsar al electorado religioso conservador del que Trump dependió en gran medida hace cuatro años.