Creen que refuerza lo regional y étnico para sostener el respaldo de su militancia. Además, el ataque a las casas de campaña permitió cambiar la agenda política

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18 de septiembre de 2019, 4:00 AM
18 de septiembre de 2019, 4:00 AM

A 32 días para las elecciones presidenciales, el MAS redefine su discurso proselitista. En criterio de analistas, el oficialismo persigue consolidar su voto duro y conquistar nuevo electorado.A pesar de que los incendios colocaron la gestión gubernamental en medio de cuestionamientos, el ataque a las casas de campaña abrió el ‘paraguas’ para salir a la ofensiva.

El presidente Evo Morales, que marca agenda en el departamento, aprovechó ayer para resaltar que “el pueblo democráticamente tiene derecho a decidir, y solo hay dos caminos: volver al pasado o seguir con nuestro proceso de cambio”. La afirmación la hizo en el acto de entrega de tanques de almacenaje de GLP en Santa Cruz.

El ministro de Gobierno, Carlos Romero, volvió a la palestra y manifestó que el ataque a las casas de campaña, ocurrido el jueves 12, fue premeditado con la intención de “estigmatizar a los militantes del MAS como responsables del incendio en la Chiquitania y presentarlos como seres proscriptos de los derechos ciudadanos” por su afinidad con el Gobierno.

El análisis

En criterio del analista Marcelo Silva, la estrategia de final de campaña del MAS consiste en “reforzar el voto leal, a través del tema regional y étnico.

Asegura que Morales recurre al discurso étnico “buscando una identificación automática”, lo que se convierte en un elemento persuasivo por el hecho de que “alguien que viene del mundo indígena ha llegado a la Presidencia, pero lo ha logrado en un clima de discriminación y de sesgo de ciertos sectores sociales y elitistas que siguen con esa lógica”, por lo tanto, “el hecho de resucitar este discurso, en vez de mostrarlo como agotado, es una estrategia electoral”.

Para Silva, los últimos hechos han permitido sacar el discurso de “victimización, en el tema étnico y de polarización regional”. También ayudó a desahogar la presión mediática que estaba sofocando la gestión del Gobierno con los incendios en la Chiquitania.

Por su lado, el abogado constitucionalista José Luis Santistevan afirma que el MAS busca “judicializar el conflicto para cambiar la agenda política”. Recordó que hay cinco detenidos en Palmasola por los disturbios del jueves.

Para sustentar su afirmación, manifiesta que la lucha por las autonomías fue truncada el año 2008 “cuando el Gobierno, acorralado, recibió como bendición el referéndum revocatorio, el mismo que otorgó a Morales dos tercios de votos y defenestró a dos gobernadores, persiguió y encarceló a los opositores. El caso denominado terrorismo y la toma de instituciones son casos emblemáticos que marcaron el inicio del fin de la lucha autonómica”.

A decir de Santistevan, después de 10 años Santa Cruz vuelve a ser el escenario de utilización del mismo ‘modus operandi’ del Gobierno para cambiar la agenda y la retoma del poder político perdido en el 21-F.

Frente a un Gobierno acorralado por la tragedia chiquitana y el desacierto gubernamental, “no hay dudas que el enfrentamiento, hoy judicializado con detenidos, distrae la tragedia chiquitana y la lucha por el 21-F ante las medidas anunciadas de cabildos y paros que ponen en alerta al Comité Cívico y sus instituciones como una advertencia: el Gobierno actuará de la misma forma que con los detenidos; así, toma oxígeno y redefine la agenda que lo mantiene acorralado”.