Opinión

300

5 de diciembre de 2020, 15:51 PM
5 de diciembre de 2020, 15:51 PM

Tal es el título de una famosa película épica de acción que narra la vida del rey espartano Leónidas, y que centra su atención en el valiente y suicida combate que, junto a sus 300 temerarios soldados, llevó a cabo en el estrecho de Termópilas contra el emperador persa Jerjes I y su inmenso ejército de más de 100.000 hombres. Trescientos son también el número de bebés que mueren cada día en el mundo producto de las guerras, de acuerdo con un estudio realizado el año 2017 por Save The Children, reconocida ONG que lucha por los derechos de los niños alrededor del mundo. 

Lamentablemente, a comienzos de semana, se hizo pública la denuncia en contra de un conocido activista local quién en un video se incrimina reconociendo que "En cuarentena hemos atendido a más de 300 mujeres que sus abortos han salido exitosos".

Mientras aquellos valerosos espartanos pudieron elegir entre morir como héroes o huir con la vergüenza, no fue así con aquellas criaturas víctimas de conflictos bélicos ni con las más de 80.000 que son abortadas ilegalmente todos los años en Bolivia, según cifras de ONGs como IPAS o CIDEM, las cuales no tuvieron ese privilegio. 

Nuestra legislación es muy clara en cuanto al reconocimiento del derecho a la vida del que está por nacer ya que El Código del Niño, Niña y Adolescente en su artículo 2 declara que “se considera niño o niña a todo ser humano desde su concepción” y por lo tanto titular de todos los derechos que tal condición le otorga. En concordancia con lo anterior, la sentencia 0206/2014 del TCP afirma textualmente “un aborto incondicional y en todas las etapas del desarrollo del embrión no es constitucionalmente admisible”. 

Lamentablemente y a pesar de lo anterior, los grupos proabortistas no cesan en su afán de intentar ampliar aún más las causales para el aborto impune, que en el art. 266 del Código Penal incluye aquellas producto de violación y cuando la salud o vida de la madre está en peligro. Son precisamente dichas razones las que son comúnmente esgrimidas para su justificación a pesar de que todos los estudios realizados alrededor del mundo demuestran que éstas representan un porcentaje mínimo de los casos, 0,5% y 5% respectivamente. 

Otro de los motivos utilizados por quienes pretenden legalizar el aborto en nuestro país es que esto reduciría la mortalidad materna, reconociendo implícitamente la maternidad de la embarazada. 

Sin embargo, y más allá de lo contradictorio de su argumento, no existen pruebas de que eso sea verdad. Por el contrario, un estudio del año 2014 del British Medical Journal, que durante un período de 10 años comparó la mortalidad materna en 32 estados de México, llegó a la conclusión que la tasa de mortalidad materna no era mayor en estados con leyes contra el aborto más estrictas. 

Sin duda, existen situaciones muy duras que pueden llevar a una madre a considerar una decisión tan extrema; sin embargo, no existe posición más extrema que acabar con una vida, puesto que como el Dr. Jerome Lejeune, padre de la genética moderna, dijo: “Aceptar que una nueva vida empieza en la fertilización no es más un tema de opinión o de gusto personal, es simplemente evidencia experimental”. Por eso, ya lo decía el salmista “Tú me hiciste en el vientre de mi madre, bien que en oculto fui formado, y mi embrión vieron tus ojos”

Resulta difícil entender que incluso quienes reconocen la importancia de hablar a los bebés desde el vientre materno para su correcto desarrollo intelectual y emocional, busquen silenciar el corazón de muchos más que 300.

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