Opinión

A 10 años de la ‘masacre de Porvenir’

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11 de septiembre de 2018, 4:00 AM
11 de septiembre de 2018, 4:00 AM

Pasaron 10 años del empate catastrófico, cuando había dos proyectos de país en pugna: el enarbolado por Evo Morales y el MAS, y el autonomista, que lideraban los prefectos de Pando, Santa Cruz, Beni, Tarija y Cochabamba. Hasta ese momento, Bolivia estaba en riesgo inminente de enfrentamiento, hasta que un 11 de septiembre de 2008 el choque se produjo en Porvenir (Pando), con un saldo doloroso de 13 víctimas fatales, cientos de autoexiliados y varios detenidos.

Años después, el vicepresidente calificó el hecho como una “derrota militar” de la “oposición golpista”. Efectivamente, prevaleció la vía gubernamental que después hizo suya la propuesta autonómica y la incorporó a la Constitución Política del Estado, aunque adecuada a su ideología y a su propio modelo. A una década de la que fue llamada la ‘masacre de Porvenir’, de la toma de instituciones liderada por cívicos y prefectos opositores; del cerco a Santa Cruz protagonizado por movimientos afines al MAS, etc., Bolivia vuelve a estar en un momento dual: el planteamiento gubernamental de la reelección indefinida y el ciudadano de defensa de la Constitución y del voto, que ve ilegal el afán prorroguista de Evo Morales.

Como si se hubiera diluido en la memoria el dolor causado por los enfrentamientos de Porvenir, donde hubo muertos de ambos bandos, Bolivia está ante nuevas tensiones que amenazan con generar violencia.

Ya en plena campaña electoral, las posiciones se enfrentan, por ahora de manera verbal, y van generando escenarios de confrontación en las calles: el MAS que quiere a Evo Morales como candidato el 2019 y las plataformas ciudadanas que defienden el voto emitido el 21-F anuncian movilizaciones para el 10 de octubre en defensa de la democracia. La tensión es creciente en un ambiente caldeado por el anuncio de elecciones primarias.

Lo que debe quedar claro es que en 2008 murieron 13 bolivianos, cientos tuvieron que dejar su casa al sentirse perseguidos políticos; hubo y hay presos de la oposición en medio de críticas al sistema judicial por estar sometido al poder de turno. Hace una década los bolivianos estábamos divididos y ahora emergen sombras parecidas sobre el país. La diferencia es que en ese momento fueron dos modelos de gobierno; ahora la confrontación tiene por un lado la defensa de la democracia y sus valores, que se enfrenta, por el otro, a un afán de permanecer en el poder a pesar de todo.

Que la cordura ciudadana prevalezca para que en Bolivia no se repitan masacres, ni persecuciones políticas ni exilios.

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