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3 de junio de 2023, 4:00 AM
3 de junio de 2023, 4:00 AM

Hace pocos días atrás se cumplieron dos años y medio del mandato del presidente Luis Arce Catacora, en su mensaje de gestión, lleno de optimismos y esperanzas, destacaron entre varias cosas el crecimiento económico de Bolivia el año 2022, mismo que fue de 3,48%, llegando a un PIB nominal de $us. 44.315 millones; en el mismo sentido, nuestro PIB per cápita se incrementó en un 7,4%, siendo la gestión pasada de $us. 3.691. También reconoció la iliquidez de dólares americanos en el país, arguyendo que es algo que está ocurriendo a nivel mundial por efectos de la guerra en Europa y por la situación coyuntural que está viviendo la economia de EUA, con una elevación constante de sus tipos de interés para frenar la inflación en su país.

Entre otros temas más que analizo, algo que me llamo la atención fueron los datos de nuestro comercio exterior, donde enfatizo el récord histórico de exportaciones que tuvimos el año pasado, por $us. 13. 652,8 millones, algo que sin dudas es positivo para nuestra economía, lo malo es que se olvidó de la otra cara de la moneda, nuestras importaciones. El año 2022 importamos, tambien con un récord histórico, un monto total de $us. 13.049,4 millones, existiendo un superávit comercial anual de $us. 603,4 millones, diferencia pequeña a nuestro favor. Algo llamativo, es que, desde agosto 2022 a marzo 2023, cada mes se presentó un déficit comercial, llegando a un valor acumulado por $us. 1.408 millones; comparando marzo de 2023 con marzo 2022, nuestras importaciones crecieron en un 17% y nuestras exportaciones descendieron en 20%, la tendencia es a importar más en volumen y sobre todo en valor.

Revisando los últimos datos del INE, en su boletín COMEX de abril 2023, la mayoría de nuestras “grandes categorías económicas presentaron” el año pasado un saldo comercial negativo; el 2022 la “industria manufacturera” fue el principal sector económico que exporto del país, con $us. 6.931,5 millones, este 2023 ya tiene un valor acumulado por $us. 1.294,3 millones, gracias a los buenos precios en los mercados internacionales.

En el caso de “combustibles y lubricantes” importamos $us. 4.319,7 millones, un 92% más que el 2021, por tal motivo, fue el rubro con mayor gasto en importación en Bolivia la gestión pasada; comparando marzo de 2023 con marzo 2022, nuestras compras crecieron en un 19%, este año, de enero a marzo, ya gastamos $us. 711,6 millones en la compra de carburantes para nuestro pais, significando una importante salida de divisas. En el otro lado de la balanza del sector hidrocarburífero, el “gas natural”, el año 2022 decreció su exportación en un 32%, de marzo 2022 a marzo 2023 su venta al exterior cayó en un 21%; este año, hasta marzo, exportamos un valor de $us. 575.2 millones, lo cual evidentemente nos da un déficit en el sector, más compra de diésel y gasolina y menos venta de gas natural.

¿Cuál es la situación con China? Repasemos rápido nuestro comercio exterior con este país asiático, el año 2022 tuvimos un saldo comercial negativo por $us. 1.775 millones, el año pasado se marcó un récord en las relaciones comerciales entre ambas naciones, con un nivel de importaciones por $us. 2.546 millones, pero apenas de exportaciones por $us. 788 millones; repasando los datos proporcionados por el IBCE, desde el 2000 al 2022 todos los años tuvimos un déficit comercial con los chinos, por ejemplo, las importaciones de este país, durante este periodo, crecieron en 3.537%.

De enero a marzo de 2023, tuvimos un déficit comercial acumulado por $us. 349,9 millones; un dato rápido, a lo que va este año a China exportamos un valor de $us. 175,1 millones e importamos $us. 558,5 millones.

¿Qué productos tranzamos con esta economía? Exportamos alrededor de solo 66 productos, entre los que destacan los minerales como plata, zinc, y los no tradicionales como carne y madera. Importamos aproximadamente 5.000 diferentes tipos de mercancías de China, principalmente vehículos, neumáticos, herbicidas, motocicletas otros, si tomásemos en cuenta los productos de contrabando, el déficit comercial en desmedro de nuestro pais sería mucho más grande. De hecho, actualmente China es el 5to país al cual exportamos, con una participación apenas del 8% de nuestro comercio bilateral; en cambio es el 1er país al cual importamos, con porcentaje del 20%.

Actualmente más del 80% del comercio internacional se realiza en dólares americanos y al menos un 60% de las reservas mundiales de los bancos centrales están en esta divisa. Si nos vamos al ranking de las monedas más caras del mundo, esta lista es encabezada por el dinar kuwaití, dinar bahreiní, rial omaní, y más abajo recién aparecen el franco suizo, el euro europeo, dólar americano, en los puestos 7, 8 y 9 respectivamente, el yuan ni aparece en la misma; esta clasificación se la hizo en base a su tipo del cambio respecto al dólar americano y su nivel de inflación controlada, signos de una economía estable y fuerte.

Si vemos la lista de las monedas más estables internacionalmente, la Nº 1 es el franco suizo, luego el yen japonés, corona noruega, corona sueca, euro, dólar de singapur, dólar americano, dólar australiano, libra esterlina y dólar canadiense, como observamos nuevamente el yuan no figura para nada. ¿Entonces para que trabajar con esta divisa asiática?

No se sabe, si el presidente conocía a profundidad estos datos, ya que por obvias razones no nos convendría un comercio exterior con China en yuanes, por dos simples razones, le haríamos un enorme favor en pagarles nuestras importaciones en su moneda local, apreciando la misma y aumentando relativamente la demanda está el mercado, pero ¿ellos nos pagaran en yuanes por nuestro comercio exterior? Esta sería la segunda desventaja, el yuan es una moneda muy poco utilizada, con poco valor y no se considera tampoco estable, lo cual nos obligaría nuevamente a recurrir al dólar americano, ya que actualmente nuestro comercio exterior lo hacemos en esta divisa y por sentido común, nuestra deuda bilateral como bilateral la cancelamos en la divisa estadounidense. No me imagino a algún pais aceptando nuestros yuanes cuando importemos bienes, y mucho menos al Banco Mundial aceptando los mismo para amortizar nuestra deuda externa.

Finalmente, al parecer es más un deseo ideológico o politico de ciertos países populistas de nuestra región que un proyecto a largo plazo, al menos eso se concluye por el momento, considerando la hegemonía del dólar americano, a pesar de su tendencia a declinar. Sin embargo, tambien es una necesidad clara de buscar alternativas, por algunas naciones a corto plazo, ante la escasez o limitado acceso al dólar americano en sus economías o mercados internos, que por un manejo desequilibrado de sus reservas internacionales y un gasto publico elevado dieron lugar a una situación delicada, que en el caso de Bolivia significo una caída de sus RIN en un 77% desde el 2014 al 2022, y actualmente hay mucha incertidumbre en el mercado cambiario.

¡Así que, al parecer, yuan no!

 

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