16 de enero de 2022, 4:00 AM
16 de enero de 2022, 4:00 AM

Se ha producido una bochornosa elección de la directiva de la Brigada Parlamentaria. Los gritos y las maniobras, aparte de ser un lamentable espectáculo, son reflejo del estado actual de la representación legislativa de los cruceños. Durante el primer año de la nueva legislatura, la Brigada Parlamentaria, con miembros del oficialismo y de la oposición, no ha hecho casi nada para diferenciarse de los antecesores, más defensores de sus partidos políticos que de la región. Los debates son en realidad discusiones entre sordos, porque no llevan a ninguna conclusión que le aporte a la región. Es evidente que no existe un esfuerzo por conciliar de parte de ninguno de los partidos que tienen asambleístas en el Legislativo.

Durante la gestión que ha concluido pasaron leyes con las que se buscaba controlar a la ciudadanía, como la 1386 de Estrategia contra el Enriquecimiento Ilícito, y otras que se derivaban de esta. Los legisladores del Movimiento Al Socialismo, siguieron la consigna partidaria y se apresuraron a aprobar. Los de la oposición no fueron capaces de alertar a la sociedad civil sobre el contenido de las normas. Eso a escala nacional.

Si se hace un análisis de los intereses regionales, es evidente que los representantes políticos de Santa Cruz brillaron por su ausencia. Durante el primer año de Gobierno de Luis Arce se impusieron límites a las exportaciones, se aprobaron normas sin tomar en cuenta la voz de los productores del departamento, mientras sectores, como el de los empresarios, los indígenas del oriente, los pobladores de la Chiquitania avasallada no tuvieron un interlocutor válido ni respaldo político para sus causas.

Sería interesante saber cuántas leyes y qué leyes se propusieron desde Santa Cruz y para beneficio de Santa Cruz. También será importante conocer qué se está haciendo para frenar tanto ataque al departamento que aporta un tercio del Producto Interno Bruto.

Y es que en tanto tema que le interesa a esta región, la Brigada Parlamentaria Cruceña no ha tenido un peso importante. No se supo cuál era su agenda, cuándo sesionaba (salvo algunas raras ocasiones) o qué propuesta tenía para Santa Cruz.

El año que empieza tiene una línea trazada desde el oficialismo y el rol de los asambleístas es fundamental. 2022 ha sido planteado como el año de la reforma judicial, eso coincide con las elecciones nacionales en el Poder Judicial. El Gobierno está trazando un plan para que esta transformación sea controlada desde el oficialismo, que es precisamente el actor que más influencia ejerce en las decisiones de jueces, fiscales, etc. ¿Qué hará la Brigada Parlamentaria Cruceña? ¿Se quedarán los asambleístas mirando de palco lo que hace el oficialismo y lamentando que los opositores no son mayoría?

2022 es también el año en el que debe realizarse el Censo Nacional de Población y Vivienda. Ya todos saben que reflejará cómo ha cambiado el mapa demográfico nacional: Santa Cruz es el departamento más poblado del país y eso redundará en que reciba más recursos económicos y que tenga más parlamentarios. Pero nada de eso es fácil porque al Gobierno nacional no le interesa ceder poder. ¿Quién debería hacer respetar a los cruceños, a través de las normas que se aprueben para hacer este recuento nacional de ciudadanos? ¿Quién debería estar alerta para evitar que se manipulen resultados?

No es que la Brigada Parlamentaria no tiene trabajo, sino que los representantes legislativos no se han enterado aún de la responsabilidad que asumieron cuando fueron elegidos.

La elección de una nueva directiva puede marcar un punto de inflexión o no. En manos de los representantes legislativos está demostrar que están a la altura de lo que se espera de ellos y de la responsabilidad que significa ser senador o diputado por el departamento de Santa Cruz.