Opinión

Abastecimiento interno y exportaciones

10 de febrero de 2021, 5:00 AM
10 de febrero de 2021, 5:00 AM

El equilibrio de mercado entre la oferta y demanda de un bien no está dado por la intervención del regulador del mercado, sino por la fuerza y disposición de los productores y consumidores de ese bien. El comercio de un bien busca el bienestar social, al satisfacer por igual las expectativas del productor y el consumidor a un precio relativo de equilibrio en el que ambos están satisfechos.

En el comercio internacional de bienes, especialmente de commodities (bienes básicos como alimentos, combustibles, minerales y otros) entre los países exportadores e importadores, está en función de la ventaja competitiva del país exportador y la desventaja competitiva del país importador siendo el precio relativo de equilibrio determinado por la oferta y demanda global de dichos bienes. De esta forma ha funcionado el comercio internacional formal durante los últimos cien años y es previsible que siga funcionando de la misma manera el presente siglo.

Como actores importantes del comercio exterior en la cadena de abastecimiento y distribución de las importaciones y exportaciones del país, los despachantes de aduana observamos con cierta preocupación las aparentes disconformidades que se plantean en el comercio de ciertos bienes del sector alimentario entre los productores y consumidores. En particular en la cadena oleaginosa del grano de soya y con menor grado en la cadena cárnica bovina. En el primer caso, con la actual intervención del Gobierno a través de cupos de exportación regulados por el abastecimiento interno y en el segundo caso con la exigencia de los distribuidores de carne para que se restrinjan las exportaciones de los frigoríficos.

Evaluando el caso de la cadena oleaginosa, este constituye el más importante sector productivo no tradicional del país, responsable del ingreso de más de 800 millones de dólares anuales en promedio durante los últimos diez años, destinándose al mercado internacional más del 70% de la producción industrial de harina y aceite, y el 30% restante al abastecimiento de la demanda interna de torta de soya de los sectores avícola, porcino y lechero, además del abastecimiento de aceite vegetal a los hogares bolivianos. Esta situación nos refleja una clara sobreoferta en el mercado interno que genera un excedente exportable significativo, lo que a simple vista podría suponer un precio relativo de equilibrio en el mercado interno que satisfaga a productores y consumidores.

El problema de los commodities como la torta de soya, es que el precio de referencia global marca para el 70% de la producción nacional y pretende arrastrar al precio que debe pagar la demanda del 30% restante en el mercado interno, situación que genera un desacuerdo. La solución ya fue planteada y analizada en reiteradas oportunidades por varias consultorías internacionales que plantean la creación de una “bolsa de comercio agropecuaria” similar a las bolsas de comercio agrícola en Rosario, Argentina o San Pablo en Brasil, donde los precios fijados bajo el mecanismo de las bolsas se determinan en función de la oferta y demanda global, diferenciando el precio del mercado interno del precio de exportación en aplicación de una “franja de precios” como mecanismo regulador que protege al consumidor en precios altos y protege al productor en precios bajos, lo cual permite a su vez evitar distorsiones de precios por las fluctuaciones en el mercado internacional.

Otra forma de favorecer a la producción nacional destinada al consumo local, especialmente de insumos y materias primas agropecuarias es a través de políticas tributarias que reduzcan o establezcan tasa cero del IVA a la venta de alimentos básicos, esto ya se hace para la venta de libros de enseñanza, hotelería y para el transporte internacional. De esta manera se fomenta la formalidad, se reduce costos de transacción y se promueven las transacciones en la Bolsa.

En el caso de la cadena cárnica bovina, ha sido por demás contundente el pronunciamiento del Presidente de FEGASACRUZ con datos estadísticos oficiales sobre la oferta, demanda y precios de la carne bovina en pie durante los últimos cuatro años, donde el precio de oferta del productor ha permanecido casi invariable para el mercado interno pese a la inflación anual y a la constatable mejora de la calidad de la genética y por ende de la carne al consumidor final.

De hecho la apertura de la exportación de la carne bovina en los últimos años ha mejorado las condiciones de oferta en calidad y precio en el mercado interno y permite reducir la presión sobre el mercado local y la baja de precios. En resumen la exportación permite mayor producción, más empleo estable y contribuye a generar un círculo virtuoso en la cadena productiva.

 



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