28 de abril de 2021, 5:00 AM
28 de abril de 2021, 5:00 AM


En esa incesante búsqueda de ‘enemigos’ a quienes responsabilizar de todos los males y desacreditar las voces críticas, Evo Morales y su entorno más cercano vienen desarrollando una campaña nacional con visitas a provincias y reuniones casi con igual énfasis que durante las últimas campañas electorales.

El más reciente ‘enemigo’ identificado por el jefe del MAS es la Unión Europea, y en las horas previas a la sesión del Parlamento Europeo, que debatirá las denuncias de persecución política en Bolivia y la detención de la expresidenta Jeanine Áñez, la campaña de desprestigio contra algunos países europeos ha vuelto a levantar vuelo, como ya ocurrió en marzo.

Morales y su séquito eligen estratégicamente a sus audiencias para lanzar mensajes, y en este caso el auditorio elegido fue el de los asambleístas departamentales electos del MAS para La Paz.

Allí dijeron que la Unión Europea dio ‘apoyo categórico’ con dinero a Jeanine Áñez con ‘facultades para que instale la dictadura, el Estado policial en Bolivia’. Incluso se adelantaron a criticar lo que podrían tratar o concluir los parlamentarios europeos en su sesión de este jueves 29: ‘Van a condenar la supuesta violación de Derechos Humanos, el abuso de poder, la subordinación de la justicia al Poder Ejecutivo, eso van a decir los de la Unión Europea’, aseguraba Juan Ramón Quintana, ex hombre fuerte de Morales que últimamente lo acompaña a todo acto donde se presente el jefe del MAS.

Se trata de una vieja estrategia, esa de adelantarse a los hechos, con el fin de sembrar dudas y restar credibilidad a lo que vaya a ocurrir, como cuando se afirma: ‘¿Lo ves? Yo te dije que iba a ocurrir eso. Por tanto, no es válido lo que ellos digan o decidan’.

La Unión Europea se suma así, en el discurso del partido gobernante y el Gobierno mismo, al grupo de ‘indeseados’ donde hace mucho residen Estados Unidos y la Organización de Estados Americanos, esta última desde su participación en la auditoría de las elecciones de octubre de 2019 cuando concluyó que hubo fraude.

Anteriormente fue el presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, quien acusó a la Unión Europea de ser cómplice de lo que en el MAS llaman ‘golpe de Estado’ por haber reconocido a Jeanine Áñez cuando juró como presidenta transitoria del Estado.

También en marzo el canciller Rogelio Mayta convocó al embajador Jeff Glekin para reclamarle por el contenido de publicaciones de medios digitales ingleses que hablaban, sin pruebas, de un supuesto apoyo del Reino Unido al ‘golpe de Estado’ por interés, dijeron, en las reservas de litio de Bolivia.

El discurso anti Unión Europea y anti OEA puede redituarle al MAS cierta ganancia de corto plazo en los sectores más radicalizados de sus seguidores, pero no así en la mayoría de la población que, por el contrario, observa con preocupación cómo un país dependiente de la cooperación internacional y necesitado de mercados como Bolivia, pierde sistemáticamente buenos aliados en el exterior solo por la necesidad de establecer un discurso político radical con fines internos.

Ni las campañas de los jerarcas del MAS ni mucho menos las acciones del Gobierno boliviano llevarán a buen puerto esta cruzada por quedarnos solos como país en el mundo, y mucho menos con acusaciones descabelladas que se levantan aprovechando la escasa información y la ingenuidad de ciertos seguidores partidarios. De Morales no se puede esperar otra cosa, pero el Gobierno debe actuar a nombre de un Estado y no de un partido político antes de sumarse disciplinadamente a los mandatos del jefe del partido.



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