14 de diciembre de 2021, 5:00 AM
14 de diciembre de 2021, 5:00 AM

Un último informe publicado por la Organización Mundial de Comercio (OMC) el pasado 8 de diciembre sobre como “aliviar los cuellos de botella comerciales en los países sin litoral”, aborda un problema serio de los Estados que no contamos con acceso directo al mar y menos podemos desarrollar economía marina, al no contar con territorio marítimo. Un total de 32 países entran en la categoría de Países en Desarrollo sin Litoral, de los cuales, 26 son miembros de la OMC (entre ellos Bolivia) y seis son observadores. En conjunto, estas economías representaron el 1,1% del comercio mundial en 2019.

El informe profundiza en los desafíos específicos que confrontan estos países cuando comercian internacionalmente, incluidas las limitaciones de la cadena de suministro, la dependencia de los países de tránsito y las repercusiones de la pandemia de Covid-19 en sus economías, que redujeron sus exportaciones en promedio un 40% durante el 2020. En el caso particular de Bolivia nuestras ventas externas cayeron 21% y las importaciones en 28%, lo que a su vez contribuyó a una disminución del PIB del -8,8%.

El estudio concluye que los costos comerciales de los países en desarrollo sin litoral son 1,4 veces más altos que los de los países en desarrollo con costa. También detalla la vulnerabilidad de nuestros países al cambio climático, pero a su vez señala los beneficios que el comercio de servicios y el comercio electrónico pueden aportar a su crecimiento económico.

Entre los cuellos de botella al comercio internacional que son comunes en los países sin litoral destacan: falta de desarrollo y mantenimiento en la infraestructura de transporte en particular en las fronteras, ausencia de estandarización y armonización entre los distintos modos de transporte, falta de coordinación y cooperación entre las agencias de los gobiernos con los cuales comparten fronteras, costosos requerimiento documentales y procesos engorrosos de liberación de mercancías de las aduanas, falta de recursos humanos y financieros, ausencia de equipos e infraestructura digital, altos costos de transporte y tiempos excesivos en las cadenas de operación. En conjunto estas deficiencias encarecen los costos comerciales en promedio en 40% respecto a los costos estándar.

En el caso de las exportaciones de las economías sin litoral, en promedio más del 70% corresponden a materias primas básicas como petróleo, gas natural, electricidad, minerales, metales, diamantes, cereales en grano, aceites vegetales, frutas, etc., productos que en su mayoría constituyen commodities cuyos costos comerciales impactan de manera directa en la viabilidad de su exportación, por lo que nuestras economías al depender de dichas exportaciones, se ven afectadas de manera significativa en sus ingresos y por ende su producto interno bruto, cuando estas materias primas bajan de precio. Esto se refleja en Bolivia en las exportaciones de gas natural (22%) y minerales (25%) sus derivados y sucedáneos, cuyos ingresos por exportación representan cerca del 30% del PIB.

Respecto a las importaciones de los países mediterráneos, la mayoría son altamente dependientes de la importación de alimentos básicos, tal el caso de los países centro africanos, por lo que los altos costos comerciales impactan de manera directa en la inflación de sus canastas alimentarias. El resto de los países que cuentan con suficiencia alimentaria tienen un bajo nivel de desarrollo tecnológico e industrial por lo que los elevados costos comerciales encarecen sus insumos, maquinarias y equipos así como los productos no alimentarios de consumo final. Los mayores costos comerciales que afectan tanto a las importaciones como a las exportaciones en estos países son el transporte, las trabas burocráticas transfronterizas y los altos aranceles e impuestos a las importaciones.

En una reciente declaración de los Ministros de los Países en Desarrollo sin Litoral firmada el 4 de noviembre pasado, instaron a los miembros y a la Secretaría de la OMC a estudiar el impacto que la situación actual de escasez de contenedores y altos costos de envío está teniendo en el comercio de sus países. La labor sobre esta cuestión debería llevarse a cabo bajo los auspicios del Consejo del Comercio de Servicios y el Consejo del Comercio de Mercancías. En el área del comercio de mercancías, también instaron al Comité de Reglas de Origen de la OMC a explorar la cuestión de cómo las reglas de origen afectan la capacidad de los países en desarrollo sin litoral de aprovechar el acceso preferencial a los mercados y las cadenas globales de valor dadas las particularidades de su comercio.

En definitiva, el enclaustramiento de nuestros países sin acceso al mar representa un duro y costoso obstáculo que materialmente no podemos cambiar, sin embargo, podemos reducir al mínimo, en vez de acrecentarlo. En el caso de Bolivia las primeras medidas deben estar centradas en el desarrollo de una infraestructura logística competitiva, en implementar las mayores facilidades al comercio de exportación e importación, esto además de reenfocar el desarrollo hacia los servicios, el turismo, la economía digital y la conservación rentable de la biodiversidad.

Antonio Rocha Gallardo es Presidente - CNDA


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