Opinión

Ascenso del Chapare al poder absoluto

28 de abril de 2020, 3:00 AM
28 de abril de 2020, 3:00 AM


En 1961, en el planeta, surgió la lucha contra el narcotráfico a través de la Convención Única de Estupefacientes de las Naciones Unidas, determinando que todos los arbustos de hoja de coca en estado silvestre o cultivados ilegalmente sean destruidos. Bolivia suscribió la convención y en 1979, se comprometió a eliminar la producción y consumo de la hoja de coca en un lapso de 25 años.

A inicios de los 80, la demanda internacional de cocaína creció y la dictadura militar boliviana promovió la producción y tráfico de cocaína; provocando demanda de hoja de coca. En el Chapare, en 1950, había 2.929, productores de hoja de coca (cocaleros), en 1987 subió a 61.641. Aparejado a ello, el cierre de las minas, provoco el desplazamiento de mineros al Chapare. Así, los cocaleros y para defender la producción de la hoja de coca, se aglutinaron en federaciones y como medidas de hecho realizaron marchas de protestas a La Paz y bloquearon la carretera, desembocando en la muerte de cocaleros y de miembros de la fuerza del orden.

En la década de los 90, con el posicionamiento de los paradigmas de tolerancia e inclusión a la diversidad étnica en el mundo, los cocaleros, en sus discursos, incluyeron el respeto al cultivo de la coca como tradición milenaria. El Chapare, al ser una zona hostil y de difícil acceso, brindo las condiciones a las federaciones para empoderarse sobre la población, por lo que, definían la distribución y titulación de las tierras, se tornaron protectores de los chacos (catos de coca) e interponían ante las autoridades demandas de electrificación, caminos, escuelas, administraban justicia, organizaban las familias, los lazos de solidaridad; de donde, estar fuera de ésta organización, significaba ser nada y hasta el perder sus tierras.

En 1988, se dictamino la ley 1008, criminalizando la hoja de coca y su total erradicación, naciendo así la guerra del Estado Republicano Neoliberal (apoyado por USA a través de la DEA) contra los cocaleros. A partir de ahí y pretendiendo revertir el estado contrario de las cosas, bajo el lema Kausachun Coca, Huañuchun Yanquis (viva la coca, mueran los yanquis) los cocaleros intervinieron en política, primeramente, se hicieron de las alcaldías del Chapare, y después, eligieron a Evo Morales diputado, hasta hacerlo presidente del país, apoyados por dos tercios de la Asamblea Legislativa y obteniendo el Poder Absoluto.

Según datos de la Oficina de las Naciones Unidas Contra las Drogas y el Delito, a 2018 Bolivia se constituyó en el tercer país productor de hoja de coca y cocaína, habiendo obtenido ingentes cantidades de dineros al año por dicho ilícito. Tales ganancias se han tornado en parte importante y sostén del país.

El último evento de la expulsión de los policías del Chapare que pretendieron retomar sus instalaciones y precautelar el orden público en la zona, después de ser echados en 2019 como represalia por la renuncia de Evo Morales, prueban, una vez más, el poder absoluto del Chapare sobre el Estado boliviano. Por lo que es urgente aplicar políticas públicas serias y de largo plazo en dicha región (como reestablecer la Policía, retirar la improductiva industria de urea que solo facilita precursores para el narcotráfico, industrias para la importante producción de frutas chapareñas y como fuentes de trabajo, etc.) con el intuito de disuadir el poder absoluto de un grupo de personas ligadas a una economía irregular y que han probado que solo visualizan favorecer sus anómalos intereses, en desmedro de los intereses de la nación.

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