Opinión

cara a cara

9 de mayo de 2021, 5:00 AM
9 de mayo de 2021, 5:00 AM

_El 10 de mayo de 1865, el expresidente Mariano Melgarejo ordenó fusilar al periodista Cirilo Barragán por haber escrito un artículo que molestó a la dictadura. Años después, en 1938, durante el mandato de Germán Busch, a través de un DS, se reconoció la actividad periodística como una profesión en el país. En octubre de 2010, casi todos los periódicos bolivianos imprimieron sus portadas con un único mensaje: “No hay democracia sin libertad de expresión”. Fue una inédita y contundente protesta por una ley que dejaba vulnerables a los medios y a la libertad de prensa y expresión.

_En Bolivia circula una decena de periódicos y suman más de 11.000 periodistas. En tiempos de covid-19, al igual que médicos y personal de salud, los periodistas están en línea de riesgo buscando la noticia para cumplir su papel fundamental de informar. Debe honrarse la memoria de hombres y mujeres que en el ejercicio de la profesión sucumbieron ante el letal virus.

_La fecha no solo permite reflexionar sobre responsabilidad, pluralismo, independencia y ética, así como la relación con el poder político y empresarial. La pandemia ha puesto a las empresas periodísticas al borde del colapso, en medio de un complejo y costoso proceso de transformación digital en procura de nuevas audiencias y tras una fuerte caída de la circulación y la publicidad, principales fuentes de ingreso. Son tiempos críticos para el periodismo boliviano, que con firmeza y templanza ha superado los más duros y diversos retos. Buscando la verdad y sirviendo a la comunidad saldrá airoso una vez más.



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