Opinión

Cara a cara

30 de octubre de 2021, 8:23 AM
30 de octubre de 2021, 8:23 AM

Si bien se anunció el fin de la etapa crítica de los incendios en la Chiquitania, producto de las lluvias y el trabajo de voluntarios e instituciones, la labor no termina ahí. Lejos de hacer un balance se observa además del daño al medio ambiente, a la floresta y al mundo animal, este año fueron afectadas regiones y áreas protegidas sin antecedentes. Tampoco hay responsables a la vista más que un puñado de personas que pasaron desapercibidas ante esta catástrofe ambiental. Lo mínimo esperado es una política de verdadera planificación para que esto no se repita nunca más. Paradójicamente la ciudad capital ayer parecía hundirse en un colchón de humo y su calidad de aire volvió a hacer de las peores. Malos augurios para quienes pretenden seguir jugando con fuego.

La semana termina en el umbral de la cumbre climática COP26 en Glasgow, Escocia y la visita de una delegación de Perú para restablecer relaciones entre ambos países. Pero antes se vivieron acontecimientos inusuales que agitaron las aguas del mar noticioso del país. La niña de 11 años embarazada producto de una violación de su abuelastro y la intromisión de la Iglesia católica para que cambie de decisión. Las vacunas anticovid vencidas y el urgido llamado para que se aprovechen miles de dosis a punto de caducar, las marchas en contra de una ley que no termina de explicarse, los transportistas que asfixian a una ciudad ante un alcalde ausente, el calor, la ansiedad de los sin clases, los cambios de precios en la carne de res y para rematar la semana el cobarde ataque a un grupo de periodistas, policías y comunarios en un predio en la Chiquitania, donde se vivieron horas desesperadas. En una abrir y cerrar de ojos, la semana se fue y quedaron los harapos de la virtualidad colgando de un par de ventanas que ahora cambian de nombre. Meta baile que pronto se acaba el año.