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Cara a Cara

26 de enero de 2022, 4:00 AM
26 de enero de 2022, 4:00 AM

La Policía es una de las instituciones más golpeadas por la corrupción que se campea en el país. El haber sido penetrada por el narcotráfico es lo peor que le pudo haber ocurrido. Con mayor fuerza en los tres últimos lustros cuando quedaron develadas vinculaciones escandalosas de sus principales mandos, entre estos nada menos que los directos responsables de combatir la ilícita actividad, durante las gestiones del expresidente Evo Morales, entre 2007 y 2019. El último de ellos, Maximiliano Dávila, exjefe de la Felcn, acaba de ser remitido con ‘detención preventiva’ por 6 meses a la cárcel de San Pedro. Estaba por cruzar la frontera con Argentina cuando fue capturado por un informe de la DEA que lo vincula con una red ‘narco’ y otra de venta de armas. Ese organismo del ‘Imperio’ reclama a Dávila para que rinda cuentas en EEUU por narcotráfico.

Y así como hay policías que dan malos pasos y manchan su uniforme y la imagen de la entidad que los forma, también están aquellos que en cumplimiento de su deber exhiben credenciales de idoneidad y rectitud. Son quienes se ganan el respeto, la credibilidad y confianza de los ciudadanos. Como aquel oficial que desacató la orden de un superior para liberar el tránsito de un camión cargado de precursores para fabricar cocaína y que había sido interceptado en una carretera del departamento. Ese policía honesto merecía ser reconocido. Pero no volvió a saberse de él. En tanto, el Comando policial Departamental y el Ministerio Público se estornudaron en un caso bajo sospecha.

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