OpiniónEDICIÓN IMPRESA

Cara a cara

13 de abril de 2022, 4:00 AM
13 de abril de 2022, 4:00 AM

Utilizando su lengua nativa, sintiéndose como una divinidad andina, el falso conciliador arremetió torpe y groseramente contra los profesionales con grado académico de licenciatura en el país. En un acto público celebrado en una comunidad paceña calificó a los licenciados, a aquellos que no son indígenas, de flojos y ladrones. Un medio de comunicación tradujo lo expresado por el desbocado gobernante aymara y este, tras ser aireada su diatriba, culpó a la prensa de tergiversar sus palabras “para causar peleas” y atentar contra la unidad nacional que él proclama cínicamente. La Confederación Nacional de Profesionales ha exigido un desagravio por el exabrupto al atrevido y embustero. No es para menos.

 Otro caso es el del huidizo ‘jefazo’. Sus apariciones públicas se limitan a sus feudos en zonas rurales o alejadas de centros urbanos. Los viajes al exterior se han reducido al mínimo en su agenda.  Sus alocuciones son enrevesadas y repetitivas, pero todavía reciben generosos espacios mediáticos. Cuando su desgastado liderazgo está bajo cuestionamiento, ¿es posible esperar algo distinto de sus fobias, de sus denuncias sin mayor sustento, de sus intrigas y amenazas? Atrincherado cada domingo en una radio que parece suya aunque para funcionar recibe hasta Bs 300 mil en publicidad estatal además de aportes sindicales, el caudillo cocalero lanza sus dardos ponzoñosos. Esta vez presume que la DEA opera en ministerios y que hay golpistas infiltrados en el Gobierno. Debería identificarlos con nombres y apellidos en vez de tirar la piedra y esconder la mano.

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