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10 de junio de 2022, 4:00 AM
10 de junio de 2022, 4:00 AM

El ministro Eduardo del Castillo ha anunciado que volverá la prohibición a los vidrios polarizados (‘raybanizados’) de los vehículos para evitar hechos de inseguridad. Haría bien esa autoridad en revisar esa medida porque si algo caracteriza a esa política es que es una fuente de extorsión de los policías. Es más, podría pensarse incluso que el retorno de ese control se hará por presiones, porque ese mecanismo es una fuente de enriquecimiento.

 Los delincuentes no se esconden en autos con vidrios oscuros. Es una falacia creer que vidrios transparentes garantizan que no haya atracos ni narcotráfico en las ciudades. ¿Alguien ha visto alguna vez armas o sujetos encapuchados escondidos detrás de vidrios polarizados? ¿O creen que viéndoles las caras a las personas descubrirán que tal o cual persona es delincuente?

En ciudades con altas temperaturas del país mucha gente utiliza los ‘vidrios oscuros’ para protegerse del calor; desde los autos más modestos hasta los lujosos los utilizan por razones prácticas, no para salir a hacer atracos. Es más, los vidrios polarizados incluso dan más seguridad a sus ocupantes que los vidrios transparentes.

El ministro del Castillo ha demostrado tener un sentido de sensatez al aceptar que mostrar a los aprehendidos era ilegal, y ha dado un paso atrás en ese sentido. Enhorabuena. Esos gestos son dignos de destacar. Del mismo modo podría replantearse eso de prohibir los vidrios polarizados, que no le hacen daño a nadie. Lo que hace daño son las prácticas extorsivas de los policías.

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