Opinión

Cara a Cara

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4 de diciembre de 2022, 4:33 AM
4 de diciembre de 2022, 4:33 AM

 Empezando el mes de la Navidad cuando los mensajes de paz y amor se dejan sentir, cuando se desarman los espíritus y la gente se vuelve más tolerante y menos agresiva, el presidente Luis Arce tiró al traste la oportunidad de reconciliar y devolverle la tranquilidad y una sonrisa a los bolivianos, aún crispados por las tensiones que el Gobierno fue incapaz dedescomprimir a tiempo.

 Arce hizo otra vez todo al revés. Con un mensaje rabioso, distorsionando torpemente lo ocurrido en el paro de 36 días en Santa Cruz, reavivó las llamas del conflicto y cargó contra los ‘otros’ cruceños que él detesta y ningunea. Que hace blanco de sus fobias gratuitas. Se esperaba que se ocupara del fallo sobre las aguas del Silala pero se fue por la tangente y anunció la promulgación de la ley del censo que “no era necesaria pero sí ayudó a evitar un mayor derramamiento de sangre, abusos, crímenes y matonajes en Santa Cruz”.

 Habló también de procesos “para sentar un precedente y evitar que la violencia y el crimen se normalicen en el país” (¡atentos con lo que se viene opositores, enemigos del ‘proceso’, derechistas, oligarcas, discriminadores, desestabilizadores, golpistas, separatistas y otras hierbas!). Quedan limpios de polvo y paja ministros agitadores, cujes diligentes, policías abusivos, grupos de choque, promotores de cercos a la ciudad y de su desabastecimiento, dinamiteros de exportaciones, incitadores a la guerra civil y otros especímenes de pelambre azul en goce pleno de impunidad y escuchando campanitas navideñas.