CARA A CARA
La nueva tarjeta azul propuesta por la FIFA sancionará con una expulsión temporal a los jugadores. Durante diez minutos, aquellos futbolistas protestones permanecerán apartados del juego para ‘reflexionar’ sobre su desmedido comportamiento. Del mismo modo, la ‘azul’ castigará a quienes busquen una ventaja del juego apelando a las, estratégicamente calificadas, como faltas tácticas. Será muy similar a la tradicional amarilla; aunque, en esta nueva tarjeta, se agregará el ‘reposo temporal’ de diez minutos.
Como soñar no cuesta nada, trasladamos la innovadora tarjeta a otros campos de nuestra realidad. Trabajosa misión tendría Israel Huaytari para controlar la abrumadora avalancha de improperios e insultos que se escuchan en las sesiones de la Cámara de Diputados. Les dicen honorables, cuando más acertado sería reconocerlos como insoportables. Y no es para menos, si pasaron seis horas sin alcanzar mayor acuerdo que pausar su labor deliberante para vivir el Carnaval irresponsablemente.
Y si de poner orden se trata, tremenda función cumpliría la azul tarjeta en otras esferas políticas. Empecemos por los concejales tiktokeros y su entusiasmo por mostrar su perfil más juvenil con rítmicos pasos de baile o burlescas referencias deportivas. Diez días de suspensión en redes sociales parece una elegante manera de reconducirles hacia sus funciones ediles, esas misma por las cuales pedían insistentemente el voto. Y a pesar de la apertura de FIFA a sanciones intermedios, todavía está presente la mítica tarjeta roja que pone fin inmediato a los abusos desproporcionados. Una buena opción para ministros copleros o alcaldes faranduleros.
