27 de abril de 2024, 7:29 AM
27 de abril de 2024, 7:29 AM

Podía ser una profecía, pero más se parece a un fracaso anunciado. “Nos podemos quedar con el litio bajo el subsuelo”, declaraba el ministro de Energía e Hidrocarburos, Franklin Molina, en un diálogo con EL DEBER en junio de 2023. Por aquel entonces, el Gobierno buscaba aliados internacionales para explotar la mayor reserva de litio del mundo. Eran tiempos de buenas intenciones y grandes esperanzas. El litio, afirmaban desde la Casa Grande del Pueblo, será el nuevo gas, la fuente de recursos inagotables.

Y el cántaro se rompió. Al igual que en el cuento de la lechera. La disputa entre ‘arcistas’ y ‘evistas’ ha colocado al litio en el centro de la polémica. Las acusaciones de corrupción entre ambos bandos se han prolongado en los estrados judiciales y han adquirido tintes trágicos con el fallecimiento de Juan Carlos Montenegro, exgerente de YLB. Sin propuestas reales y empecinados en una pelea interna por la presidencia en 2025 se pasa la gran oportunidad del litio.

Se repite la historia del 'Dorado', y el gran tesoro ($us 5.000 millones proyectaba Molina) permanecerá oculto por la inoperancia de YLB. Ya sea por no sostener el sistema tradicional de extracción de litio en piscinas o por no concretar la inversión extranjera que agilice la producción con las innovadoras técnicas de Extracción Directa de Litio; la esperanza de los bolivianos se diluye en un mar de incertidumbres económicas, políticas y sociales. Las peleas políticas y las gestiones ineficientes han hipotecado el futuro de Bolivia.

 

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