Opinión

Cara a Cara

4 de agosto de 2024, 4:00 AM
4 de agosto de 2024, 4:00 AM

Llegué a tiempo a un acto que esperaba ansioso. Pude hacerlo pese a las ‘trancaderas’ en la ciudad que ya son de toda hora y en cualquier sitio, demorando la circulación justo cuando se lleva apuro por arribar a destino. Ella ya estaba en el lugar. Con un sobrio vestido blanco que resaltaba su bella mirada azul y su esbelta figura. La sorprendí afanada colocando sobre uno de los muros del salón de su Universidad, unas láminas para la presentación y defensa de su proyecto plasmado en una maqueta puesta al centro del mismo ambiente.

 Poco después, el ingreso del tribunal examinador aceleró el pulso de familiares y amigos acompañantes. Tras la lectura de los requisitos de rigor, la proyectista inició su exposición. Lo hizo con firmeza y fluidez. Las mismas formas tuvieron sus respuestas a las preguntas de sus examinadores. Quedó en evidencia que ella se había preparado convenientemente. Que dominaba ‘su’ tema. Que el tiempo en el estudio había sido bien invertido. Que valieron la pena el esfuerzo y la aplicación constantes en las horas largas frente a libros y textos de consulta.

 Una vez concluida la presentación del proyecto, el tribunal evaluó la exposición y en reserva definió su veredicto. Tras tensa y nerviosa espera, llegó el anuncio feliz: ¡Aprobada con honores! Demando las indulgencias de los lectores para dedicarle, con mis emociones a flor de piel, estas líneas a mi entrañable nieta Fabiana Terrazas Rivero, la joven y flamante arquitecta que, tras coronar su meta, llenó de alegría y orgullo enormes a los suyos. Gracias por tanto, Fabi.

Tags