Cara a cara
Tergiversaron las palabras de Evo Morales, o al menos ese argumento se trata de imponer por parte de sus seguidores. Es cierto, y a nadie escapa, las dificultades expresivas del exmandatario. Sin embargo, también es menester reconocer las habilidades comunicacionales del líder cocalero, sobre todo cuando de convertirse en víctima de discriminación o injusticia se trata. En esos momentos, Evo se muestra locuaz, con la soltura necesaria para centrarse en detalles e historias que resaltarán la figura protagónica que durante años ha trabajado.
En la época de los relatos, la verdad queda postergada. El experto en comunicación política David Redoli lo refleja a partir de una contradicción. “Más que adaptarnos a la realidad, adaptamos la realidad a nuestras creencias”, resume uno de los dilemas modernos del periodismo. Dicho en sencillo, la polarización barniza la realidad. Portavoces ya actores políticos no persiguen que la verdad salga a la luz. Su nuevo rol, bien asesorados por los marketeros de la política, pasa por imponer un relato parcial para que sea aceptado como verdad única.
¿Cómo transmitir la verdad en este choque de relatos? Esa es parte de la misión del periodismo actual. Como informadores accedemos a las fuentes para recuperar los datos y los testimonios que después volcamos en nuestras plataformas. También buscamos fuentes imparciales que, libres de prejuicios, puedan pincelar la realidad de la manera más objetiva. Por eso, por no caer en el juego de los relatos interesados, los medios y los periodistas independientes nos hemos convertido en un enemigo del conflicto político.