Cara a cara
Vivimos un sobre exceso de exposición a las redes sociales. Desde plataformas como TikTok, X o Instagram aparecen una infinidad de ‘constructores de relatos’ camuflados como generadores de contenido. A través de sus videos muestran una realidad sesgada y parcial de la política, la historia y la convivencia actual. Con una facilidad desvergonzada se posicionan en la dicotomía de buenos y malos para simplificar la mirada de la sociedad actual en dos únicos planos: o blanco o negro. Marginan, de entrada, las posiciones de encuentro y entendimiento que son tan naturales al ser humano. En un gran número, se hacen llamar periodistas y, sin ningún sonrojo, hablarán de su labor transcendente en pro de la verdad. Estos activistas camuflados hacen uso de los titulares que publican los medios tradicionales para, a partir de ellos, ‘dibujar’ peculiares historias de la realidad.
La información contrastada permite al ciudadano posicionarse en su contexto. ¿Cómo acceder a este periodismo responsable? Es el gran reto de la sociedad moderna, una sociedad que ha relegado los valores a un plano menor para priorizar las sensaciones. El sometimiento a los algoritmos contribuye a esta cultural de la satisfacción fácil al mostrar, en los muros de las redes, ese contenido que nos retiene, sin primar la veracidad de la información.
El periodismo de valor responde a esa mirada de construcción social colectiva. Se enfoca en los temas de relevancia para la comunidad y aplica metodologías de investigación periodística para garantizar una información responsable. El trabajo de periodistas comprometidos con el rigor ético y formados en la esencia misma del periodismo es la garantía para ofrecer a las audiencias un trabajo de calidad. Desde EL DEBER fomentamos este periodismo de valor y gracias a las innovaciones tecnológicas actuales, usted puede ser parte también de este compromiso con la verdad. Tan solo debe sumarse a la campaña y aportar para la sostenibilidad de nuestras investigaciones periodísticas.
