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14 de enero de 2019, 4:00 AM
14 de enero de 2019, 4:00 AM

¿Cómo y cuándo entró a Santa Cruz el prófugo italiano Cesari Battisti? ¿Cuántos días estuvo aquí y con ayuda de quién? Son las preguntas que rondan tras el ajetreo por su captura el sábado. Más allá de las repercusiones internacionales de esta noticia, se vuelve a desnudar la vulnerabilidad de nuestras fronteras con los vecinos. Battisti entró solo con un documento de identidad y nadie alertó que era buscado en Italia y Brasil. Incluso solicitó el 18 de diciembre pasado refugio al Conare de Bolivia, en una carta recibida el 21 de diciembre por la Cancillería. No se conoce si hubo respuesta, pero prosperó finalmente una negociación triangulada entre el gobierno de Italia, el de Bolsonaro, que cumple así una de sus promesas, y las autoridades bolivianas. Más allá del debate sobre el estatus jurídico de Battisti, sentenciado a cadena perpetua, fue una decisión polémica pero oportuna la de entregar al italiano, pues una traba del go- bierno de Morales habría complicado bas- tante las relaciones diplomáticas de Bolivia con Brasil e Italia.

Otro revuelo internacional causó ayer la retención de Juan Guairó, presidente de la Asamblea Legislativa de Venezuela, por el Servicio de Inteligencia cuando se dirigía a un cabildo. Lo soltaron y el Gobierno sus- pendió a los agentes que lo interceptaron, pero Maduro evidenció el nerviosismo que le provoca el aislamiento internacional. A estas alturas, dirán que los del Sebin “rompieron la cadena de mando.

Por si faltaba otro revuelo, el alcalde de Colomi amenazó delante de Evo Morales con “enterrar vivos” a los opositores que entren a su municipio. Para librarse de las secuelas jurídicas de su amenaza, es probable que la justifique diciendo que “fue una metáfora” o que lo tergiversó la prensa.

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