28 de diciembre de 2021, 5:00 AM
28 de diciembre de 2021, 5:00 AM

En la última evaluación del Barómetro del comercio de la Organización Mundial del Comercio, los reportes al tercer trimestre de 2021 son por demás alentadores sobre el impacto del comercio en la recuperación de la economía mundial, a pesar de las disrupciones en las cadenas de suministro, los altos fletes marítimos y los rebrotes de la pandemia en varios países de Asia y Europa el comercio continuó su expansión por cuarto trimestre consecutivo al 11,9% en términos de volumen y al 24% de crecimiento interanual en términos de valor. De continuar este incremento y no desacelerarse abruptamente por causa de las restricciones impuestas ante la nueva variante del Covid19, es previsible que se cumpla el pronóstico de un crecimiento anual del 10,5% del volumen del comercio global.

En nuestro país también las cifras son alentadoras y marcan una recuperación basada en el comercio, especialmente respecto al valor de las exportaciones de materias primas que han impulsado un crecimiento del 64% a octubre de 2021, mientras las importaciones se incrementaron en 31% en el mismo periodo interanual. En contraste con el aumento del valor de las ventas externas, su volumen solo incrementó en 12% a octubre de 2021, mientras que las compras externas si tuvieron un correlativo en el incremento del volumen con 32% en el mismo periodo. En buenas cuentas esto significa que poco más del 60% del aumento del valor de las exportaciones se deben a la elevación de los precios de las materias primas y no así a una mayor producción, mientras que en las importaciones compramos mayor volumen al mismo valor relativo.

El comercio y en particular las exportaciones son un pilar esencial en la recuperación de la economía y sobre todo en la reducción de la pobreza y la desigualdad social, no sólo porque permiten una mejoría en los ingresos, sino que además mejora la eficiencia en el suministro al permitir mayor competencia en la provisión del mercado interno, sobre todo de materias primas y suministros industriales que se incorporan en las cadenas productivas de valor que generan empleo.

La reducción de la pobreza puede encararse en tres vías, la primera aumentando la ayuda del gobierno como subsidios directos a través de bonos en efectivo, subvención al empleo, vales de alimentos de la canasta básica y otros, esto conlleva el riesgo de mayor déficit público y aumento de la deuda en la medida que los ingresos propios del Estado no sean los suficientes para cubrir los gastos de su propio funcionamiento y las ayudas que establezca.

La otra forma es generar inversión pública que permita aumentar el empleo a través de la contratación de obras públicas que favorezcan la competitividad del país, tales como infraestructura vial, generación de energía, puertos fluviales, aeropuertos, infraestructura de salud y educación, obras de salubridad (agua, saneamiento, basura, medio ambiente). Una tercera vía para reducir la pobreza es el fomento y la protección de la inversión privada nacional y extranjera, a través de una política laboral que proteja al trabajador sin restar competitividad a la empresa, estableciendo además una normativa tributaria equilibrada que permita la reinversión y la creación de empleos formales sostenibles basados en la eficiencia y competencia del recurso humano.

El comercio aporta en las vías de reducción de la pobreza a través de la eliminación de aranceles y trabas no arancelarias a la importación de bienes de capital, plantas llave en mano, tecnología y servicios que aumenten nuestra capacidad competitiva y por su puesto mediante la facilitación y el fomento a las exportaciones y a la inserción de nuestras empresas en las cadenas de valor subregionales, basadas en los acuerdos comerciales.

Por su parte, la desigualdad no es solo un problema de distribución de ingresos, es una falacia creer que menos ricos o más impuestos hacen a un país más equitativo e incluyente, con esto, solo se iguala y extiende la pobreza. La desigualdad se reduce en gran parte garantizando la misma oportunidad a todos de tener una educación de calidad con ciencia y tecnologías universales, con una formación básica que incluya ciencias de la computación, programación, inteligencia artificial, robótica, además de las ciencias naturales, sociales y el arte, con el acceso libre a una formación universitaria despolitizada y ajustada en sus programas a las necesidades económicas y sociales de la población. La educación iguala las oportunidades.

El comercio puede tener un impacto relevante en estos propósitos al reducir los costos de acceso a las nuevas tecnologías, al comercio digital, facilitando los medios de pago e importaciones de bienes y servicios asociados a las tecnologías de información y educación.

El 2022 será un año de oportunidades, pero también de muchas dificultades a sortear. Nuestra economía es frágil por su dependencia de las materias primas y la conflictividad puede comprometer nuestra estabilidad económica. La recuperación sostenible basada en la producción y el comercio solo es posible en la unidad del Estado con todos sus estamentos de la sociedad.

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