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23 de febrero de 2022, 4:00 AM
23 de febrero de 2022, 4:00 AM

Por Robert Benedict Wallace, director del Programa de Conservación Gran Paisaje Madidi de WCS

Wildlife Conservation Society (WCS) fue reconocida con el primer lugar del Premio Plurinacional de Ciencia y Tecnología 2021, por una investigación que sintetiza los esfuerzos de 20 años de trabajo en procura de garantizar la supervivencia de las dos únicas especies de primates endémicas identificadas en el territorio nacional: el Plecturocebus olallae y el Plecturocebus modestus, ambas seriamente amenazadas. Este reconocimiento, otorgado por el Ministerio de Educación y Cultura, nos alienta a seguir trabajando por la valorización y conservación de estos extraordinarios monitos conocidos localmente como lucachis rojizos y cenizos, cuya sola existencia evidencia la gran riqueza natural de Bolivia, uno de los 15 países con mayor biodiversidad del planeta.

En 1938, estos primates fueron observados y registrados por primera vez por los hermanos Alfonso y Ramón Olalla. Con esta información, el biólogo sueco Einmar Lönnberg estableció, un año después, que se trataba de dos especies nunca antes documentadas. Tras esta primera investigación, cayeron en el olvido hasta que, en 2002, emprendimos con WCS una serie de actividades dirigidas a su estudio y conservación. Gracias a estos esfuerzos, realizados con el apoyo del biólogo Jesús Martínez y de varias estudiantes de la UMSA que elaboraron su tesis de grado sobre ecología de los monos, establecimos que se trata de primates monógamos medianos (miden hasta 75 cm, incluida la cola, de tres colores intercalados) que viven en familias reducidas, las cuales demarcan sus territorios mediante vocalizaciones y se alimentan de frutos, hojas, flores e insectos.

Además, habitan únicamente en islas de bosques asentadas en las orillas del río Yacuma, en los municipios de Reyes, Santa Rosa y San Borja (Beni). Delimitación reducida y fragmentada que los vuelve en extremo vulnerables. De hecho, según nuestras estimaciones, los lucachis cenizos no sobrepasan los 20.000 ejemplares. Y los Plecturocebus modestus son aún más reducidos, con apenas 2.855 individuos. Lo que los convierte en dos de las especies con mayor riesgo de extinción en Bolivia y entre los 25 primates más amenazados del planeta, de acuerdo con la IUCN. Tratándose de dos especies que habitan únicamente en el país, su desaparición representaría una pérdida ecológica irreparable, pues además de generar perturbaciones en los ecosistemas donde habitan, el mundo se perdería la presencia de estos monitos extraordinarios.

Afortunadamente, durante los últimos años las autoridades subnacionales y las comunidades locales han adoptado, con el apoyo de WCS, importantes políticas y acciones para contrarrestar las amenazas que enfrentan los lucachis, principalmente la quema de sus bosques para habilitar tierras de pastoreo y cultivos, la caza silvestre practicada por turistas y pobladores locales, y la ampliación de carreteras sin estudios de impacto ambiental. La creación de las áreas protegidas municipales Pampas del Yacuma (616.453 hectáreas, en Santa Rosa) y Rhukanrhuka (859,451 ha, en Reyes) ha sido fundamental en esta tarea, así como el desarrollo participativo de sus planes de manejo en los últimos años.

De igual manera, gracias a campañas de información y sensibilización, la población local hoy tiene un mejor conocimiento y una mayor valorización respecto a la importancia de ambos primates, cuya supervivencia está íntimamente ligada a la conservación de los hábitats que los cobijan. Los cuales a su vez son fundamentales para la provisión de servicios ecológicos como la generación de agua dulce, control de plagas, la seguridad alimentaria y la prevención inundaciones. De allí la importancia de reforzar la gestión de estas áreas protegidas y las prácticas de conservación entre las comunidades locales, así como el compromiso de la sociedad boliviana (al respecto, destacamos los esfuerzos de la Plataforma Ambiental Piensa Verde en la recaudación de fondos para ayudar a la protección de estas especies). Solo así podremos garantizar el derecho de las futuras generaciones a vivir bien en un entorno saludable, en compañía de monitos únicos y extraordinarios como los lucachis.

Este es el propósito de transversalizar la perspectiva de género como política pública educativa, para lograr el cambio de mentalidad en la sociedad, que representaría el inicio de una desmitificación de la cultura patriarcal.

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