Opinión

¿Cuarentena económica?

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30 de marzo de 2020, 3:00 AM
30 de marzo de 2020, 3:00 AM

Hernán Paredes Muñoz

El Estado de Emergencia Sanitaria es bueno para evitar la escalada del Coronavirus, pero muy malo para la economía. Con seguridad que el camino para armonizar salud y economía es con decisiones precisas y mucha logística. Como decía Simón Bolivar: “Todo es posible, depende del modo”. 

Cada país está enfrentando el gran desafío en función de sus propias características. Sugiero trabajar en tres grandes líneas de Política Económica, orientadas a: 1. Sector empresarial formal, sustento del empleo estable, que paga impuestos e invierte. 2. Sector informal pobre, constituido por trabajadores por cuenta propia, pequeñas empresas y familias de escasos recursos que viven de la venta individual de pocos bienes y servicios. 3: Sector informal pudiente, que creció mucho los últimos años.

Si el sector empresarial formal quiebra o se convierte en informal, el daño será estructural y la posibilidad de reactivación y reconstrucción de la economía nacional tomará más tiempo y será más costosa. Todos, Gobierno y ciudadanos, tenemos que apoyar y proteger a las empresas formales. 

Hay que identificar y focalizar que como actividades económicas podrían volver a trabajar de inmediato o en las próximas semanas, respetando las normas ambientales. Por ejemplo, sector de la construcción podría volver al trabajo, ¿cómo? Que los trabajadores vivan en la obra y se organice una buena logística para provisión de materiales, tenemos en el país buenas empresas que pueden proveer materiales, el tema es logístico. 

Dentro de la obra, deberán cumplirse normas sanitarias. Aquí el rol del Gobierno es normar y ante todo facilitar. 

Otro rubro viable son las industrias, por ejemplo los ingenios (azucareros, arroceros) tienen campamentos para albergar a sus trabajadores. Insisto, respetando normas de bioseguridad.

No hay que descartar una subvención sujeta a parámetros de empleo y sostenibilidad, a empresas privadas formales, por ejemplo, subvencionando vía créditos o reduciendo impuestos. Además, debe flexibilizarse el mercado laboral, sino el desempleo será brutal. Ampliar la cobertura de los contratos civiles, por ejemplo.

Si las familias del sector informal pobre quiebran, es muy probable que ingresemos en un ambiente de caos social. El gran esfuerzo del ministro Murillo será esterilizado, pues no habrá campo en las cárceles que ahora ya tienen sobrepoblación.

Entonces, es fundamental aumentar las transferencias directas del gobierno a sectores informales pobres. Nuevamente la logística es clave, puesto que este sector está diseminado en todo el territorio nacional y no podemos concentrar personas en bancos (focos de infección) para que recojan sus transferencias (bono dignidad, bono por hijo y otras a crearse).

Hay que acordar y normar la incorporación organizada de estos amplios sectores sociales a la actividad económica, puesto que las transferencias no serán sostenibles. Aquí se necesita combinar gran capacidad de negociación con logística. Necesitamos los Napoleón Bonaparte bolivianos, seguro que los hay, los podemos encontrar en el Ejército, La Policía y en algunas grandes empresas privadas que tienen cobertura nacional.

Los grandes emprendedores informales que constituyen el sector informal pudiente, ya no pueden ocultarse entre gremiales y pequeños comerciantes. Ahora es cuando tienen que formalizarse primero económicamente y luego legalmente. Tienen que aportar a la economía nacional, a su mercado de consumo.

Para este sector, el gobierno nacional y particularmente municipal, tienen que diseñar incentivos y presiones para su formalización a mediano plazo; pero en esta coyuntura, canalizar medidas que les permitan participar en la economía. Con el capital que tienen estos empresarios informales, podrían reconvertirse y ser los principales financiadores de las cadenas productivas de la economía de las provincias, para aumentar la producción de alimentos en el campo y garantizar una creciente oferta de frutas, verduras y carnes en todas las ciudades.

Nadie puede esconderse, en esto nos jugamos el país. Por eso, hay que apoyar el Estado de Emergencia Sanitaria, pero también ciudadanos y gobierno, necesitamos disciplinadamente ponernos de acuerdo para reactivar la economía, caso contrario, nos costará mucho reconstruirla.

Acuerdos, decisiones y logística, no pueden entrar en cuarentena. Abramos un gran diálogo nacional, todo está en juego.



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