29 de junio de 2022, 4:00 AM
29 de junio de 2022, 4:00 AM


En Bolivia la tenencia de animales silvestres está prohibida por ley (Ley 1333) además de que formamos parte de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites). El terrible caso de asesinato en la zona del Urubó, vinculado a los lujos y excesos de Misael Nallar, ha llevado a la Policía Nacional al “descubrimiento” de una finca ganadera de nombre La Bendita, en el municipio de El Puente, en donde se encontró más de 100 animales silvestres de diferentes especies (pumas, antas, troperos, taitetuses, aves, monos, etc.) de las que aún se desconocen su completa identidad taxonómica, estado de salud y si son especies más nativas que exóticas o viceversa.

En la finca La Bendita también se ha observado la construcción de recintos especiales, como aviarios, corrales y jaulas adecuadas para la contención de fauna silvestre. Pero ¿por qué un “acaudalado terrateniente beniano” dispondría de tantos recursos económicos para poder sostener toda una población de fauna a manera de un zoológico privado? ¿Qué motiva a una persona que no tiene ningún tipo de aptitud o interés científico en fauna nativa, pero sí gran cantidad de dinero? 

Para analizar todas estas interrogantes tenemos que retroceder a la década de los 80 y recurrir a la figura de Pablo Emilio Escobar Gaviria (El Patrón), quien en esos tiempo importó gran cantidad de fauna silvestre exótica desde EEUU (hipopótamos, rinocerontes, cebras, jirafas, elefantes) y los ubicó en su lujosa hacienda llamada Nápoles, en donde construyó diferentes obras y estructuras para poder albergar de la mejor manera posible a su preciada fauna en su mayoría africana. 

La importación de toda esta fauna exótica fue completamente ilegal y violando todas las leyes colombianas relacionadas con el tráfico y la tenencias de especies silvestres no nativas. Luego de 40 años los remanentes del zoológico nacido de las excentricidades del célebre capo de la droga, estadista y protoinfluencer están ocasionando grados de amenaza a la biodiversidad colombiana, debido a que los hipopótamos del Patrón, se han adaptado muy favorablemente a los ecosistemas neotropicales, asegurando su supervivencia y reproducción.
Pablo Escobar en esa época inició una tendencia, un modelo a seguir basado en la ostentación faunística, una “zoomanía” de carácter antropológico que otros narcotraficantes continuaron como una identidad, tras su muerte, pues la capacidad de gestionar y mantener un zoológico “mejora” el estatus de los narcos a los ojos de la población, de sus socios y amigos. 

En la actualidad, los criminales y traficantes se aprovechan de un recurso no tan desarrollado durante los años de gloria del Patrón, y me refiero a los mercados de tráfico ilícito de animales, muy extendidos hoy en día en gran parte de Latinoamérica.

El caso boliviano del zoológico privado encontrado en la propiedad de Misael Nallar, es un ejemplo contundente de lo ilícito y del daño a nuestra fauna nativa, el hecho de que en esa estancia existieran tres pumas ( Puma concolor) parcial o completamente domesticados, indica que los felinos han debido llegar de muy temprana edad, lo cual es un indicativo evidente del más infame tráfico ilegal/comercial. También cabe la lógica posibilidad que hubiesen habido jaguares (Panthera onca) y especies de porte grande como el anta (Tapirus terrestris), que se encontró, junto a una gran cantidad de fauna, que nos recuerda a una extraviada “arca de Noé” .

Por otro lado se conoce que el ‘Chapo’ Guzmán poseía un zoológico particular ubicado en Guadalajara, equipado con todas las comodidades, como un tren que permitía a sus visitantes desplazarse con facilidad a través de las parcelas del recinto. Se conoce que los Zetas de México tenían un rancho que albergaba leones y tigres y que, del mismo modo, algunos de los principales capos del cártel de Sinaloa disponían de zoológicos donde residían especies exóticas, muy al estilo del célebre Patrón de los hipopótamos.

Es evidente la obvia relación entre el narcotráfico y los zoológicos privados/clandestinos y el caso de la hacienda de Misael Nallar no es una novedad, ya que es un modelo de ostentación y lujo que se ha perpetuado hasta la actualidad. Sea como fuese, tras todo lo expuesto, parece claro que la figura de Escobar cambió para siempre las dimensiones de la amenaza del narcotráfico y su narcocultura de una manera multimensional, llegando a afectar de una manera drástica a nuestra biodiversidad, ahora bien, cómo actuarán las autoridades nacionales con el caso de este “narcozoológico”, qué parámetros legales aplicarán para establecer una pena, basados en nuestras extensas y “empopizadas” leyes de protección, acaso será otro saludo a la bandera del tráfico ilegal en Bolivia y Sudamérica, se normalizará definitivamente este modelo conductual, improntando con mayor fuerza nuestro carácter de narco-Estado, reflejando nuestra ya decaída sociedad.

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