Opinión

Del Censo a la guerra económica

6 de noviembre de 2022, 4:00 AM
6 de noviembre de 2022, 4:00 AM


En algunos días más, eso espero, el paro se levantará y los bloqueos terminarán. ¿Cuál es y será el impacto económico, social y político de esta crisis? Veamos algunos resultados que ya están con nosotros.

En términos económicos, no hay la menor duda que una primera consecuencia es la subida de los precios, especialmente, de los alimentos. La inflación es y será más alta debido a múltiples razones: la escasez que productos como el pollo, la carne, el aceite y otros; la especulación y agio; y el exceso de demanda. Mucha gente se asustó y fue a los mercados comprar una mayor cantidad de bienes, no perecibles, sobre todo, ante la eventualidad de que la crisis se profundice, presionando los precios al alza. El resultado: inflación y pérdida de los ingresos en términos reales. En octubre y noviembre habrá mucho mes al final del salario. Cortar este shock de precios será difícil. Llegan los meses (noviembre y diciembre) más inflacionarios del año debido al aumento de los gastos y el aguinaldo.

En materia de crecimiento económico, ciertamente habrá una desaceleración del producto. Si crisis dura 15 días o más probablemente se estará comprometiendo entre un 1% o un 1,5% en el aumento del Producto Interno Bruto (PIB). El Ministerio de Economía dice que ya se perdieron 500 millones de dólares. Muy difícilmente el Gobierno llegará al 5,1% que se había propuesto. Por supuesto, tendrá la coartada perfecta y le echará la culpa, del bajo crecimiento y de todos los males de la economía, al paro de Santa Cruz y claro, no a los bloqueos promovidos por los grupos corporativos vinculados al MAS.

Otro daño significativo será a las exportaciones. Paros y bloqueos rompen las cadenas que unen la producción, transporte, comercialización, almacenaje, logística y ventas externas. Este año, se preveía que las exportaciones alcanzarían cifras récord impulsadas por las ventas de la agroindustria. Este ya no será el caso. Retomar contratos de exportaciones, pagar multas por incumplimiento y reconstruir confianza en los negocios internacionales será muy costoso.

Un menor nivel de exportaciones y una mayor demanda de dólares de gente buscó refugiarse en el dólar, ante la eventualidad de más desórdenes políticos, disminuirán las ya alicaídas reservas internacionales del Banco Central de Bolivia. El tipo de cambio estará bajo presión no deseable.

Todos los sectores gremiales, productivos y comerciantes afectados por el paro y los bloqueos tendrán dificultad de pagar sus créditos, razón por la cual, ciertamente, pedirán renegociar sus deudas y algunas otras ventajas financieras.

Finalmente, y no por eso menos importante, el gasto público aumentó estas semanas. El Estado tuvo que abastecer mercados subsidiando precios y trayendo productos de lugares remotos a costos más elevados. El déficit público aumentará.

No todos perdieron en este conflicto. Ciertos grupos aprovecharon el río revuelto para obtener ventajas. Los cooperativistas mineros del oro presionando al Gobierno, tres tristes días, obtuvieron un tratamiento impositivo indignantemente favorable (sólo pagarán un impuesto del 4,8% sobre ventas brutas) siendo que este sector exportó 2.600 millones de dólares en 2021, valor mayor a las ventas de gas natural y toda la agroindustria.

Todos los impactos económicos mencionados serán duros, pero se los puede mitigar y revertir en un mediano plazo. Sin embargo, lo más preocupante, del impacto de la crisis del Censo, puede estar en el quiebre estructural de la precaria cohesión social que nos permiten hablar de una nación viable.

La virulencia discursiva del Gobierno y de líderes de ciertos movimientos sociales, la prohibición de exportaciones, las amenazas de muerte y de toma de empresas, o las acciones de guerra, como el cerco a Santa Cruz, pueden que hayan roto el alma nacional. Se han cruzado líneas que a veces no tienen retorno.
Cabe recordar que inclusive países que están en guerra, como es el caso de Ucrania y Rusia ha sido capaces de pactar la no agresión a las exportaciones de alimentos, por ejemplo. Aquí, en la guerra política sacrificó la economía y puso en tela de juicio un pacto básico de una sociedad. Es posible que hayamos roto uno de los pilares de la sobrevivencia colectiva que es: saber hacer bienes y servicios colectivamente.

Lectura ‘sobreideologizada’ y equivocada - de que la disputa por el Censo es una batalla entre ricos contra pobres, o que se trata de un segundo golpe de Estado o que todo está orquestado por el gobernador Camacho- desconoce la nueva realidad económica, poblacional y política de Santa Cruz. También no hay duda de que la crisis del Censo aceleró regionalismos y nacionalismos sumamente peligrosos. Las fracturas en los cimientos de la nación pueden ser irreversibles, por lo que se requiere de liderazgos con visión de nacional y capacidad de concertación, de estadistas que entiendan que Bolivia sólo es viable, unida.

Gonzalo Álvarez Chávez es Economista  

Tags