9 de junio de 2021, 5:00 AM
9 de junio de 2021, 5:00 AM

El ministro de Salud, Jeyson Auza, decidió ayer autorizar que se utilicen las segundas dosis de la vacuna de Sinopharm como primeras dosis en personas que no recibieron ninguna de las dos, con el fin de inmunizar a la mayor cantidad de la población y que las inyecciones no sean guardadas en la cadena de frío.

La polémica instrucción mereció críticas por el supuesto carácter improvisado con que esa autoridad administra el plan de la vacunación de bolivianos contra el covid-19 y pone en entredicho el carácter científico de un procedimiento inusual, que no se ha visto en ningún lugar del mundo.

Tanto los fabricantes como los organismos internacionales responsables de la salud mundial han determinado que las dos vacunas deben administrarse con una separación de 21 días. Hacer lo contrario, es decir, privar al que recibió la primera dosis, de recibir la segunda en el tiempo oportuno es algo arbitrario que amenaza con dejar sin efecto o con un efecto reducido la inmunización de las personas.

¿En qué argumento médico y científico puede una autoridad política apoyar una instrucción para que se disponga de la segunda dosis guardada para usuarios con nombre y apellido, en un contexto en el que la llegada de nuevos lotes de vacuna es incierta no solo en Bolivia, sino en cualquier otro país?

El Colegio Médico de Bolivia salió pronto a cuestionar la falta de planificación en el plan de inmunización y a criticar la desorganización en la distribución de la inyección a las regiones.

El uso de las segundas dosis como si fueran primeras es la prueba de la falta de planificación, dijeron, a lo que se suma el hecho de que las personas deben pasar la noche, en esta temporada de frío, haciendo colas en el lugar donde recibirán la vacuna. En el caso de La Paz, las personas deben pasar la noche en la calle con temperaturas bajo cero

En Cochabamba, el Servicio Departamental de Salud decidió no acatar la instrucción del Ministerio de Salud de aplicar las segundas dosis como si fueran primeras.

Ante la escasez del inyectable, el Sedes de Cochabamba optó por continuar con la planificación previa en la aplicación de la vacuna y garantizar el uso de 88.500 unidades que se colocará en las personas que ya recibieron la primera dosis.

En Santa Cruz, las autoridades de Salud determinaron que si les llega la instrucción oficial del Ministerio de Salud usarán las segundas dosis como primeras solo en el caso de las unidades reservadas para las personas a quienes les corresponde recibir la segunda inyección el 22 de junio, dado que se anuncia la llegada de un nuevo lote de vacunas para el día 21.

La dificultad de una medida polémica como la instruida por el Ministerio de Salud es la inseguridad global, no solo boliviana, en torno a la certeza de la llegada de lotes de vacunas. Ya le ocurrió a Bolivia que debía recibir lotes de la vacuna rusa Sputnik V en los primeros cinco meses del año, lo que finalmente no ocurrió. Es más, a medio camino apareció la teoría de que en el caso de que esa vacuna, se puede aplicar la segunda dosis después de 90 días de recibida la primera.

Es necesario planificar mejor y de manera más ordenada esta etapa de la inmunización de ciudadanos, para evitar que la población entre en desesperación e inseguridad. Dar señales cuando menos polémicas desde los gobiernos no es lo más atinado en este tiempo de angustia por el rápido ascenso de casos positivos y muertes por covid-19.

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