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15 de agosto de 2019, 4:00 AM
15 de agosto de 2019, 4:00 AM

Ya es hora de enfrentar con la verdad y sobre todo con precisión técnica, claridad conceptual y consecuencia política e ideológica a los detractores del proyecto más importante quizá de la historia de nuestro país, no solo por su importancia económica y el proceso industrializador que representa, sino por su perspectiva en el necesario desarrollo de la investigación científica y la innovación tecnológica.

Comencemos con la alevosa, innoble y falsa sindicación de la entrega del Salar de Uyuni a una empresa alemana. Son varios los supuestos entendidos, opinadores y fundaciones que sostienen que el decreto 3738 representa la entrega o la concesión por 70 años del salar de Uyuni. En primer lugar, no se han enterado de que el sistema concesional ya no existe en Bolivia; por ello, ninguna empresa privada nacional y menos extranjera puede acceder a una concesión en salar alguno de Bolivia.

¿Entonces que se entregará a la empresa alemana? Absolutamente nada. Entonces ¿qué hará la empresa alemana? Pues aportará tecnología, mercado y financiamiento para que la empresa mixta conformada por YLB (Yacimientos de Litio Bolivianos con mayoría del 51% y ACI Systema con el 49% conjuntamente procesen un residuo denominado salmuera residual, para producir, en primer lugar, Hidróxido de Litio, un producto industrial de alto valor comercial, y, a partir de él, un segundo complejo industrial de alta tecnología, conformado por una planta de materiales catódicos (nanotecnología = Sulfatos hidratados de Cobalto, Niquel y Manganeso y Fosfato de Hierro de altísima pureza, prácticamente puros) y finalmente las celdas y el ensamblado de baterías de ion Litio, todo esto en Bolivia.

Esta cadena industrial es obtenida entonces a partir de un residuo, la llamada salmuera residual. ¿Será que este producto se entregará a la empresa alemana? Absolutamente no. Esta salmuera será vendida, no a la empresa alemana para que se la lleve a Europa, sino a la asociación o empresa mixta en la que la empresa boliviana YLB tiene la mayoría accionaria y por tanto recibirá la mayoría de las utilidades. Además, esta venta genera ingresos para YLB, y por ello debe pagar la regalía correspondiente, para Potosí.

Tenemos entonces que YLB, como propietaria y empresa matriz, vende la salmuera residual a su empresa subsidiaria, la empresa mixta, que compra el producto. Como ya vimos, este producto no sale de Bolivia, es transformado en productos de alto valor que serán exportados a Europa.

¿Puede ser esto caracterizado como una entrega del salar? Absolutamente no. La empresa alemana no tiene ningún derecho sobre extensión alguna del salar de Uyuni, así como ninguna otra empresa privada nacional y menos extranjera puede ni podrá tenerlo. No hay entrega alguna, pero sí industrialización en Bolivia de los recursos evaporíticos del salar de Uyuni, que se mantiene y mantendrá como propiedad soberana del pueblo boliviano.

Setenta años de industrialización sostenida, con permanente actualización e innovación tecnológica, respaldada por una infraestructura de investigación compartida (Instituto Fraunhofer de Alemania y Centro de Investigación, Desarrollo y Pilotaje –Cidyp- de pronta inauguración en La Placa. Potosí).

Setenta años de exportaciones de productos de alto valor agregado con mercado asegurado por el mismo tiempo. Setenta años de empleos seguros, estables y bien remunerados para obreros, técnicos, ingenieros, administradores y científicos bolivianos. Setenta años de regalías, impuestos y utilidades que se quedan en Bolivia.

Finalmente, otros opinadores sostienen que se trata de un saqueo de la riqueza del salar de Uyuni. Absolutamente falso. Es un proyecto industrializador, no se vende materias primas, sino se exportan productos de alto valor agregado.

Es un proyecto de explotación racional e integral. Racional porque se procesa y aprovecha residuos, que de otra manera hubiesen sido reinyectados al salar, tal como se hace actualmente en Chile. Racional porque se mezcla salmueras ricas, medianas y pobres, para preservar las reservas explotables y mantener el equilibrio hidrológico de la cuenca del salar de Uyuni. Integral porque no solo aprovecha el litio, sino todos los valiosos iones que contiene la salmuera como el sodio, potasio y magnesio como sus sales.

Finalmente, la explotación en los setenta años no representará una extracción de no más del 5% de la superficie total y por tanto del recurso explotable, asegurando un mínimo impacto ambiental y preservando el destino turístico más importante de nuestro país.

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