Opinión

Droga y arena

17 de mayo de 2021, 5:10 AM
17 de mayo de 2021, 5:10 AM

Que la droga domine el gobierno de Bolivia, que sus representantes controlen el parlamento, que los jueces le sean obedientes, que el país forme parte de una transnacional del narco, es algo que los bolivianos deben resolver.

Pero que, además, este delito interfiera con actividades económicas legales, en competencia prepotente, monopólica y abusiva, es el colmo, según dicen los empresarios cruceños dedicados a la extracción y venta de áridos.

Una flotilla de muy costosos camiones de propiedad de los cocaleros de Chapare y sus socios se ocupa de llevar arena y droga desde esa zona hasta Santa Cruz y más allá, cerca de la frontera con Brasil e incluso Argentina y Paraguay.
Es una especie de “drogaducto” disimulado que sus capos justifican diciendo que el ripio y la arena de Chapare es de muy buena calidad, lo que justificaría que se la lleve por trayectos superiores a los 300 kilómetros, y se la venda a precios inferiores a la arena que se extrae en cada lugar.

Un cubo de arena de Chapare tiene un costo total de Bs 300 puesto en Santa Cruz, sumando extracción, transporte, lavado y chancado, pero se lo vende en Bs 160. Sólo el costo del transporte es de 0,70 dólares por kilómetros, de cada cubo, según saben todos los transportistas.

Es decir que aquí hay gato encerrado o, como dije en anteriores artículos, aquí hay “valor agregado” ajeno a la arena, que permite a estos “ripieros” vender su producto a precios de regalo, con lo que ejecutan en “dumping” contra los empresarios que se dedican al negocio legal. En una arena subvencionada por la droga.

He dedicado al tema varios artículos desde hace más de diez años. Alguno de esos artículos, referidos a que una empresa de propiedad del Estado compraba la arena de Chapare, me ha causado un juicio que, por supuesto, se ventila en la justicia ordinaria y no en un Tribunal de Imprenta.
Incluso es sospechoso que la planta de urea haya sido instalada cerca de Chapare, sabiendo que el principal mercado para ese fertilizante está en Brasil, casualmente el mayor mercado para la cocaína en las Américas.

Llevar la urea hasta Brasil a bordo de trenes o camiones es, para quien participa en el negocio de la droga, un regalo de los dioses.
Los ripieros de Santa Cruz protestan y piden que alguien les ayude. Muchos medios de comunicación los han ignorado.
Esto no es un conflicto entre vendedores de un producto, el ripio, es una grosera intromisión del narcotráfico en una actividad económica ajena a sus negocios.
El país se está convirtiendo en una víctima del narcotráfico.



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