Opinión

Economía circular: caso biodiésel made in Bolivia

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13 de noviembre de 2022, 4:00 AM
13 de noviembre de 2022, 4:00 AM

Ramiro Iturri*

Tomando como ejemplo el modelo cíclico de la naturaleza, la economía circular se presenta como un sistema de aprovechamiento de recursos donde la sostenibilidad de su uso, es el criterio que prevalece. El desafío actual para todo negocio industrial, es generar prosperidad económica, proteger el medioambiente y prevenir la contaminación, priorizando el fin último que busca toda organización: la sostenibilidad.
A este concepto se lo denomina economía circular. En aquellos casos en los que no sea posible utilizar materiales biodegradables o ecoamigables (eco-friendly) el objetivo planteado por la economía circular, será el de facilitar un tratamiento/reciclaje sencillo a todo residuo industrial, para darle una nueva vida adicional, reincorporándolos al ciclo de producción y habilitar una nueva pieza/insumo. 

Caso referente en Bolivia: La producción de diésel ecológico de alta calidad, generado a partir de residuos sin contaminación secundaria (llantas y aceites usados de motor, y plásticos) creado e implementado por el empresario Francisco Xavier Iturralde Torrico (CEO de la empresa OXSA) que en esencia es un proceso tecnológico llamado pirólisis, es un excelente ejemplo de la aplicación del paradigma de economía circular.

Este proyecto para el caso de Bolivia logra una optimización de la eficiencia y calidad de un nuevo producto: biodiésel (validado en camiones nacionales y equipos agroindustriales) con grandes perspectivas de masificarse nacional e internacionalmente por su bajo costo, su alto rendimiento técnico, y la generación potencial de empleos que conlleva.

El éxito de este nuevo know how, permitirá exportar plantas tecnológicas al mundo. Países con Paraguay y Chile han manifestado su interés de comprar este combustible, en concordancia con una política país que promueve la economía circular.

La economía circular funciona operativamente, extendiendo la vida útil de los productos y reubicando los desechos desde el final de la cadena de suministros hasta el inicio de la misma. Mientras mayor sea la eficiencia productiva, se puede asegurar un diseño ecoinnovador, logrando transformar los residuos en recursos.
Para el caso del biodiésel ecológico esta variable es altamente positiva. El rendimiento estándar proyectado para producir 1 litro de diésel ecológico, necesitará de 1 kilo de residuos. Ese kilo puede ser una mezcla del 50% de aceite, y un 50% de llantas usadas, o el 30% de llantas y el 70% de aceite usado de motor. Asimismo puede usarse aceites de navieras mercantes, aviones, vehículos y de residuos útiles para producir un litro de un nuevo material que absorbe residuos de otras industrias.

La falta de políticas y la informalidad como limitante del sistema: En el escenario local, existen amplias barreras para implementar negocios con orientación sostenible.

Si los productos están dentro del universo de productos que produce, comercializa o subsidia el aparato estatal, de seguro la normativa local será inexistente o altamente restrictiva. El desafío para el Gobierno es y será generar una flexibilidad real y eficiente en la carga impositiva (tanto en tributos de operación como de importación) para motivar el nacimiento de varios proyectos similares. 

Dimensión humana: En un mercado laboral altamente informal, los actores que ejecutarán la operativa del reciclaje, requieren acceder a mecanismos de formalización que sean simples. Incentivos a estas actividades de alto esfuerzo y sacrificio, generara efecto multiplicador y replica positivamente en el sector industrial, sumado a la presencia de un ente regulador capaz de habilitar canales formales para la comercialización de bienes y servicios.

El proyecto de biodiésel ecológico, con la instalación de una planta generadora, podría generar 5.000 empleos directos e indirectos por planta instalada, debido a actividades de recolección de la materia prima, el proceso productivo, y el posterior transporte y comercialización del producto.
El cliente/consumidor como clave del proceso: Si bien el Estado debe entender su rol promotor de estas iniciativas, al nivel de la sociedad, el consumidor debe saber orientar sus compras y premiar al productor que sabe usar los recursos de manera correcta y sostenible. Esto no se resuelve con más leyes, se resuelve con mucha educación. 

Esto sin duda es un proyecto país que tendrá éxito con un giro cultural de toda la sociedad.

Ramiro Iturri es ingeniero industrial

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