Opinión

El día después de mañana

17 de abril de 2020, 15:38 PM
17 de abril de 2020, 15:38 PM

El título de esta columna alude a una película de 2004, donde un cambio climático abrupto hace que el mundo se transforme radicalmente en semanas. Yo la uso para preguntar más bien, ¿qué debemos hacer luego de la cuarentena, el día después de mañana?

Estos días dejamos de ver el pronóstico del clima y ahora escuchamos atentos la situación de la pandemia en Bolivia. También nos hemos transformado en “epidemiólogos de sofá”, como lo dice el ingeniero de datos Noah Haber, intentando explicar todos los detalles de la pandemia. Sin embargo, poco hemos discutido sobre cómo salir de la pandemia porque, como es razonable, estamos preocupados en evitar el contagio. 

Vi varias películas distópicas o de situaciones futuras indeseables. Recuerdo “Impacto profundo” con Morgan Freeman y cómo sobrevive la humanidad a la caída de un cometa. O “2012” con Nicolas Cage sobre un cambio climático también abrupto como “El día después de mañana”. Y, ni que decir de “Contagio” con Kate Winslet y Matt Damon (2011) sobre un coronavirus que genera una ola de contagios y muertes. 

En ellas, la escena final muestra el inicio de una nueva etapa, pero no el camino. Por tanto, debemos comenzar a trazar la ruta hacia ese nuevo momento después de la pandemia o “nuevo normal”.

La consultora estratégica global McKinsey ha estudiado esa transición. Sus investigaciones apuntan a que la salida debe combinar tanto el ámbito económico como epidemiológico. 

La crisis económica actual, la más aguda desde la Gran Depresión de 1929, no se resolverá sólo con medidas fiscales, monetarias y financieras, sino también con una adecuada estrategia sanitaria. Tampoco se resolverá sin estas políticas y sólo concentrados en lo epidemiológico. De hecho, combinando ambas se podrán salvar “vidas” (salud) como también “medios de vida” (economía). 

En esta línea, McKinsey y otros centros de pensamiento recomiendan ampliar la capacidad del sistema de salud, en especial de emergencia y respiradores mecánicos. También ven oportuno pasar de una estrategia de “ataque generalizado” mediante cuarentenas generales a uno de “ataque quirúrgico”, donde podamos ir identificando y aislando zonas o personas. Para ello será fundamental contar con un sistema de identificación de personas y sus contactos, conservado lo más posible su anonimato. 

En este aspecto, el Banco Mundial aconseja identificar los nuevos casos con pruebas moleculares (actualmente en uso en Bolivia), pero usar las pruebas serológicas para proporcionar “salvoconductos sanitarios” que identifiquen a las personas que ya tengan inmunidad. 

Además, se pueden emplear formas económicas como el “testeo en grupo”, una solución que vino de la mano del economista (y estadístico) Robert Dorfman. En la 2a Guerra Mundial varios soldados se enfermaban de sífilis y no existía el presupuesto para hacer pruebas masivas. Entonces se optó por utilizar un reactivo para varias personas por grupos para ir aislando paulatinamente a grupos más pequeños e identificando los contagios. 

En similar dirección, requerimos conocer cuál es el grado de avance “real” de la enfermedad. Resalto “real” no porque crea que se oculta la verdad, sino porque el testeo hoy se concentra principalmente en quienes tienen síntomas. Para conocer la diseminación tenemos que hacer una encuesta eligiendo aleatoriamente a las personas para conocer cuántos casos hay efectivamente e identificar geográficamente su difusión. 

En este enfoque integral, se recomienda ir liberando las restricciones de movilidad a los distintos sectores económicos combinando protocolos de bioseguridad y privilegiando rubros y regiones que tienen mayor impacto en empleo y actividad. Eso pasa también por la conformación de comités conjuntos contra la pandemia. 

Por último, el instituto alemán de negocios IFO recomienda transitar hacia una estrategia basada en riesgo donde aprendamos a lidiar con estas situaciones. Como dijo Mark Twain, “la educación es el tránsito de la engreída ignorancia a la miserable incertidumbre”.

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