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30 de agosto de 2024, 4:00 AM
30 de agosto de 2024, 4:00 AM

Existen muchas definiciones acerca del Estado, las de características políticas, juridicistas, organizacionales, etc., Para efectos del presente, se utilizará la del sociólogo alemán Franz Oppenheimer: “El Estado, es la organización de los medios políticos de carácter predatorio sobre un determinado territorio”. Definición que concuerdan con las concepciones de T. Hobbes en su obra el Gran Leviatán, en la que asignaba el carácter de tal bestia legendaria al Estado. En este mismo orden, Federico Nietzsche sostuvo que las verdaderas bestias del Apocalipsis, son los Estados Modernos.

Definiciones y concepciones como las citadas, no deben sorprendernos ante un panorama, desde antes y ahora, en que los Estados, bajo el monopolio de la fuerza y coerción, no solo que extraen del pueblo el producto de su trabajo mediante impuestos y otras “contribuciones”, las que siempre son de carácter violento por ser bajo la fuerza o amenaza de la fuerza y con el slogan de “para el cumplimiento de sus fines”. Fines que claramente son o deberían ser, los de brindar paz, seguridad, justicia expedita, cumplimiento a los Derechos Humanos y temas básicos.

Pero no, cada vez el estatismo es más grande, con más presencia (Como decía Benito Mussolini: Todo dentro del Estado, nada fuera del Estado), creando más y más agencias gubernamentales a costa de los contribuyentes.  Produciendo efectos adversos a los deseados: Actos de corrupción, propagación del odio, violencia, fragmentación, cada vez mayor carga tributaria y “fiscalizaciones”, han dado lugar a lo que claramente señalaba Von Hayek en cuanto a las consecuencias siempre negativas del intervencionismo Estatal.

Esto se da a nivel mundial, no es solo el caso de Bolivia, lo es en la gran mayoría de los países socialistas - totalitarios, y en cierta medida, por parte de otros Países o Potencias. En la que sus intervenciones a niveles internacionales, terminan saliendo casi siempre mal, cumpliendo lo afirmado por Hayek.

El Estado moderno, debe recuperar la credibilidad de sus inicios a través de las corrientes libertarias. Siendo un medio para servir y no para servirse.

Según el sociólogo alemán citado, Estado es sinónimo de crimen organizado y es momento de re evaluar los Principios y Valores de los Estados. ¿O están para oprimir a los suyos u otros países o para beneficiar a sus nacionales?

No puede ser posible que la función pública y la Política, resulte un “negocio” en el que los detentadores de los Poderes del Poder Público, actúen en completa impunidad. Siendo que en casos particulares, análogos, cualquier otro sería procesado y sancionado, negociados, defraudar al Soberano, el Pueblo, desconociendo la voluntad popular en pseudo referéndums y elecciones fraudulentas, etc.

De lo anterior, se tiene la necesidad imperiosa de dejar en claro el carácter predatorio y opresor del Estado. En especial en Bolivia, País en estos momentos a la deriva, con un Gobierno completamente incapaz, encima prepotente y energúmeno con los opositores a quienes envía a sus macabros lacayos a detener, poner en prisión, perseguir por medio de Fiscales que ni siquiera aprueban un examen de competencia y procesar ante Jueces indignos. Ciertamente el actual Gobierno de Bolivia, entiéndase, el Poder Ejecutivo, Judicial, Legislativo y Electoral, están podridos hasta el tuétano y no hay señales de mejoría, más bien se pondrán más violentos y agresivos a medida que las legítimas peticiones del Pueblo se hagan más grande, antes de caer por su propia ineptitud.

Pero la voluntad y determinación del Pueblo de Bolivia es más grande y fuerte. El Gobierno, luego de haber tenido la oportunidad de haber llevado a Bolivia a la prosperidad, la unión y solidaridad, ha llevado al caos, la injusticia, el empobrecimiento y que el Pueblo se lo demande, así como juraron con puño izquierdo a tiempo de asumir sus cargos. ¡Que Viva la Patria, que Viva Bolivia!

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