26 de mayo de 2022, 4:00 AM
26 de mayo de 2022, 4:00 AM


En Cochabamba existe un gobernador que ha sido elegido en las urnas, que es del MAS, y responde al nombre de Humberto Sánchez. Pero hay otro gobernador más importante, que gobierna de facto todo Chapare, que tiene el respaldo de los cocaleros (las seis federaciones del Trópico de Cochabamba), y que se llama Evo Morales. Nostálgico de la Presidencia del Estado, que abandonó muerto de miedo, Morales no quiere dejar de mandar. Si Arce Catacora no hace caso a sus siempre estrafalarias propuestas, entonces al líder de los cocaleros no le queda más que hacer noticia por su propia cuenta.

En su calidad de gobernador de facto de Chapare ha estado en Santa Cruz el sábado pasado, no en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, sino en San Julián, donde se siente mucho más seguro. Se supone que si Morales va a la industriosa y pujante San Julián, región de collas emprendedores, podía ser para aportar en algo a la región. No obstante, su presencia ha sido para reunirse con los “interculturales” (extraterrestres que aparecieron en Bolivia) y decidir por un bloqueo en San Julián, exigiendo al gobernador de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, la construcción de la carretera a Casarabe, regalías, desayuno escolar y demás. Habló ante Morales el presidente del Comité de Bloqueo. Quiere decir que están organizados para bloquear. ¿Habrá también un Comité de Producción?

Evo Morales, declarado “padre de las organizaciones sociales” por el alcalde de San Julián, llegó acompañado de la expresidenta del Senado (y casi presidenta del Estado Plurinacional) Adriana Salvatierra, por el diputado cocalero Leonardo Loza y por el chistoso, hábil danzarín, e indiscreto exembajador en Paraguay, Mario Cronembold. Es obvio que, con tan selecta comitiva, lo único que se oyeron fueron atrevidos ataques y bromas de mal gusto contra el gobernador cruceño y loas al gobernador chapareño.

San Julián, que es paso principal entre la Chiquitania y la capital, por donde transitan y está establecida gran parte de la producción agropecuaria cruceña, se ha convertido, por su carácter masista, en un incordio. Junto a Cuatro Cañadas, Pailón, Yapacaní, El Torno y otros lugares, es donde se producen, mensual o semanalmente, bloqueos que igualmente reclaman por un camino, como por un burro atropellado en la carretera. La cosa es joder y cobrar.

Sabemos que la producción agrícola y ganadera en la Chiquitania es el sustento de la alimentación en el país. Sabemos también que, en esas tierras, los principales productores son empresarios collas, menonitas, brasileños, argentinos y por supuesto que cruceños. Y nadie duda de que Chiquitos es un lugar de trabajo y de progreso, donde el 90% de sus moradores están dedicados a las duras labores diarias.

Pero es ahí donde aparecen los “interculturales” o “extraterrestres”, que son meros avasalladores llegados de las alturas, y que buscan adueñarse de tierras fiscales, áreas protegidas o predios titulados. Su única credencial es el carnet del MAS y su recurso para apropiarse de los territorios es el avasallamiento abusivo o el bloqueo de carreteras.

“Bolivia, tierra de contactos”, era la política que se trazaron los gobiernos que construyeron los ferrocarriles a Brasil y Argentina y la carretera Cochabamba-Santa Cruz. “Bolivia, tierra de bloqueos”, debería quedar como característica a las administraciones masistas. ¿De qué sirve la Interoceánica si siempre hay bloqueos en Pailón o en cualquier otro lugar? ¿Cómo se van a animar los productores brasileños, argentinos o chilenos a utilizar nuestra hermosa autopista en la conexión del Atlántico con el Pacífico, si los “extraterrestres” o cualquier hijo de vecino echan unas piedras o unos troncos al camino y se empieza a detener a cientos de camiones cargados de productos esperando que alguien les abra paso?

Ya hemos visto por informes de los medios impresos y televisivos cómo se está concluyendo la Interoceánica que, partiendo de los puertos de Brasil, atravesará Paraguay, Argentina, hasta llegar a puertos chilenos y peruanos. ¿Y Bolivia? ¡Toma! Nuestros cinco vecinos, todos quienes nos rodean, concuerdan en construir un monumental proyecto porque, por esa ruta, no se bloqueará por disputas entre comunidades, por exigencias de tierras, por una vaca perdida, ni por quién es más amigo del Gobierno que otro. No habrá “extraterrestres”, esos seres que, mimetizados como “interculturales”, son tan peligrosos.

La Bolivia de contactos se ha transformado en país de conflictos y dificultades y, por tanto, zona a evitar, a eludir. Nuestra carísima carretera ya no será tan importante como creíamos. Además, existe otro proyecto que pasa por el norte, a pocos kilómetros de Bolpebra, evitando también a Bolivia, que han acordado entre Brasil y Perú. Entendamos, de una vez, que peor que el enclaustramiento marítimo es nuestro enclaustramiento mental, aimara, el que lidera Evo Morales; que en vez de una nación abierta y en expansión, está convirtiendo a Bolivia en una isla sin atractivos, sin importancia comercial, en un país encuevado, sumergido, en tierra de tatuses.

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