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6 de agosto de 2017, 4:00 AM
6 de agosto de 2017, 4:00 AM

En el actual contexto sociopolítico es usual encontrar una variedad de estudios sobre política, historia y filosofía indianista en Bolivia. El ascenso de Evo Morales al poder, en enero de 2006, puso de moda académica el indianismo. Este proceso político merece una reconstrucción histórica a partir de las ideas. La historiografía ‘oficial’ del indianismo expone una visión fragmentaria del proceso político que culminó con la toma del poder del MAS. Pero es necesario abrir un debate acerca de la influencia que ejercieron los pensadores indigenistas en el siglo XX (Bautista Saavedra, Alcides Arguedas, Tristán Marof, Jesús Lara, Rafael Reyeros, Julio Aquiles Munguía, Roberto Prudencio, Federico Ávila y José Arze) al pensamiento indio, que se jacta de ser una ideología ‘propia’, ‘única’, ‘autentica’ y ‘revolucionaria’.

A finales de los años 40 (14 de abril de 1948), el escritor Fernando Díez de Medina (1908-1990), pronunció una emotiva conferencia en el Teatro Municipal de La Paz bajo el título: Pachakuti: un llamado a la acción y a la mudanza. En dicho evento, Díez de Medina cuestionó a sus compatriotas que “sueñan en difusas lejanías”, a los que “se sienten desadaptados en su patria”. El escritor preguntó a los participantes: ¿Qué se puede esperar de estas almas melancólicas que viven más allá de la frontera geográfica?, ¿qué se puede pedir a los resignados, a estos guerreros sin combate, porque carecen de una fe, ese mágico poder de creación que dignifica al ser humano?

Para Díez de Medina, los males que corroen a la sociedad boliviana están marcados por “la fiebre de emigrar, el espíritu de negación y desaliento”. Frente a estos padecimientos existenciales propuso mirar hacia las montañas: “Aprended por ellas cómo se endurece la voluntad, cómo un alma sensible se afina, cómo el dolor de ser se transforma en la alegría de vivir… Ahí está la fuerza tranquila del futuro, el vibrante acicate del presente”. Influenciado por la filosofía telúrica, Díez de Medina recurrió al legado incaico y a los ancestros andinos que con su sapiencia –afirma el autor– llamaron al milenio ‘Pachakuti’, que significa un concepto metafísico del tiempo y espacio aplicado a la sociología andina: “Cada mil años el mundo se deshace y vuelve a renacer. La tierra se trastorna: todo muda, todo vuelve a organizarse. Un milenio, un sol, eran para el amauta las revoluciones de la naturaleza que afectan al desarrollo de la sociedad humana”.

Según la reconstrucción histórica del pachakutismo, los antepasados educaron a su pueblo en la contemplación de fenómenos físicos y todas sus creencias fueron guiadas por el milenio solar. Esta teogonía andina significó “cambio, trastorno de la tierra” o también representó “cataclismo y resurrección”. Toda la época republicana es catalogada por Díez de Medina como una sombra destructora denominada como el primer Pachakuti. Este periodo se cierra con la llegada de una toma de ‘concienciación’ política para aspirar a una gran nación. Este postulado fue retomado por el indianismo más radical y luego fue asimilada la idea cataclísmica del Pachakuti, sin reparar en que Díez de Medina lo hizo previamente.

Al finalizar la conferencia, Díez de Medina dio a conocer la intención de conformar un partido político de raigambre indigenista: “Bolivia nos llama. Nuestra madre nos espera. Pachakuti con fervor indio, con emoción mestiza, saludemos la nueva aurora. Pachakuti, que todo cambie, que todo se transforme. Y cuando Bolivia se levante a la verdad de una patria libre y justa podrá dar el salto y el zarpazo que devuelvan el mar a la montaña”. A los pocos meses de la conferencia, se fundó el Grupo Cívico Pachakuti que tuvo como integrantes a Gonzalo Romero, Jaime Otero, Arturo Plaza, Armando Montesinos, Gustavo Ríos, Julio Ponce de León, Alfonso Romero, Claudio Moreno, José Romero, Renán Estenssoro, Carlos Serrate y Guillermo Rivera. Se presentaron como los hijos de la tierra, “los que toman su mensaje del suelo y de la raza, en pos de una patria mejor”.  

El grupo cívico Pachakuti tuvo tres años de vigencia (1948-1951). Después de ese periodo sus integrantes tomaron distintas posiciones políticas. El paradójico caso del jefe del Pachakutismo que inicialmente fue opositor al Gobierno del MNR y a la postre pasó al movimientismo ocupando el cargo de presidente de la
Comisión de la Reforma Educativa (1955), ministro de Educación (1956-1958) y embajador de Bolivia ante el Vaticano (1958-1960). Tras su expulsión del MNR en 1960 apoyo al golpe de Estado del Gral. René Barrientos en 1964. Después de la trágica muerte del ‘general del pueblo’, en 1969, Díez de Medina fue silenciado en círculos políticos y académicos. En los 80 reapareció como consejero del dictador Luis García Meza. Se puede advertir que su participación en política y sus posturas sobre el indigenismo tuvieron vaivenes que giraron de la izquierda y la derecha sin el menor reparo 

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