31 de julio de 2020, 7:53 AM
31 de julio de 2020, 7:53 AM

La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Onudc, por sus siglas en inglés) ha presentado el informe de monitoreo de los cultivos de coca en Bolivia con datos altamente inquietantes. Aumentaron las hectáreas de cultivos, disminuyó la erradicación y también bajó la incautación de coca y de cocaína entre 2018 y 2019. Eso significa que, al haber más plantaciones ilegales, hay más producción de droga en el país y bajaron los controles, determinando un empoderamiento del narcotráfico.

La información presentada el miércoles a los medios de comunicación indica que hay 10% más de plantaciones de coca; es decir que hay 25.500 hectáreas de esta hoja que, junto con precursores químicos, constituyen la base para la fabricación de cocaína en todas sus formas. Llama la atención que la zona de Chapare (una de las más reacias al control del Estado) registra un alza del 13%, pero lo más inquietante es lo que está pasando en las áreas protegidas, donde se ha detectado un aumento del 44% de plantaciones de coca, las cuales no están permitidas por ley.

A lo anterior hay que sumar que cayó un 1% la comercialización de hoja de coca en los mercados legales, donde cada kilo cuesta $us 12,5; lo que lleva a concluir que subió la venta del producto en los mercados ilegales, donde llega a valer el triple. También ha disminuido un 3% el secuestro de la hoja de coca en todo el territorio nacional.
Asimismo, es llamativo que, entre 2018 y 2019, cayó la incautación de droga: un 13% menos de cocaína base y un 16% de clorhidrato de cocaína, que vendría a ser el producto refinado.

El periodo evaluado por la Onudc involucra 10 meses del gobierno de Evo Morales, lo que demuestra que se aflojó el control probablemente debido a que 2019 era un año electoral y a que todos saben que el sector cocalero, tanto de Chapare como de otras zonas donde hay cultivos, como Yapacaní, son bastión militante de su partido político. El informe indica que los conflictos sociales de octubre y noviembre del año pasado también determinaron que haya menos vigilancia a la erradicación de cultivos como al transporte de droga y precursores,

En la medición no se ha tomado en cuenta el periodo de la pandemia del coronavirus, porque esta llegó a Bolivia en 2020; sin embargo, la Onudc considera que es probable que disminuya el secuestro del producto de los cultivos ilegales y el incremento de plantaciones en áreas protegidas y prohibidas. Se entiende que este pronóstico es nefasto porque solo contribuye a potenciar a las mafias internacionales dedicadas a este negocio.

Uno de los acápites sobresalientes del informe es que se ha detectado un incremento de cultivos de hoja de coca en la provincia Ichilo de Santa Cruz; es decir en la zona y alrededores de Yapacaní. También en ciertas regiones del departamento de Beni, desde donde se ha informado la salida de vuelos diarios de avionetas que transportan droga.

Leyendo el informe proporcionado por la Onudc se cuenta con insumos que permiten comprender lo que está pasando en este momento. Quizás a eso se deba, por ejemplo, que en Yapacaní se expulse constantemente a los policías o que en Chapare se nieguen a aceptar controles de cualquier tipo, hasta el extremo de casi linchar a reporteros cuando intentaban hacer un reporte desde Entre Ríos.

El asunto inquieta a los ciudadanos honestos de este país y también a la comunidad internacional. Eso debería dar fuerza al Gobierno a hacer cumplir la ley, para que el país deje de vivir bajo el constante chantaje de los cocaleros que viven amenazando a Bolivia con la violencia.

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