Opinión

OPINIÓN

El occidente Oriental y su gran capital Vallegrande

2 de agosto de 2021, 4:00 AM
2 de agosto de 2021, 4:00 AM

Ya casi al final de nuestra serie de artículos sobre ideas de museos y centros de interpretación para diferentes regiones y ciudades de nuestro departamento, les entrego hoy una nota sobre un museo para Vallegrande.

Contaban nuestros abuelos que la ciudad de los Caballeros del Vallegrande era un punto de transición y de parada obligatoria, y que a la vez que otrora fuera cabecera de fundación de otros pueblos aledaños como Comarapa, Chilón y Saipina, era también punto de encuentro entre los Chiriguanos que, como se sabe, era una mezcla entre Guaraníes y Chanés, y otras culturas como la Omereque, o también el mismo grupo cultural de Mataral, no estudiado todavía.

Si así era antes, da gusto decir que no ha cambiado, y que Vallegrande es todavía transición entre costumbres y tradiciones, comidas, bailes y cantos, elementos de sobrada singularidad entre oriente y occidente boliviano.

La parada en los tiempos de nuestros abuelos, del siglo XIX y hasta los años 50 del siglo XX, era el camino único y obligatorio hacia Cochabamba, pues el sendero de los arrieros pasaba por allí, y por ahí iban y volvían las recuas de mulas con mercaderías diversas que llegaban de Cochabamba o, al revés, las de productos cruceños como azúcar, palos, cueros y otros iban hacia el occidente boliviano.

Después de la apertura del camino pavimentado a Cochabamba, el año 1954, desvió y dejó a un lado a Vallegrande, siendo esta la razón por la que tan pujante, productiva y castiza ciudad haya sufrido un estancamiento económico grande del que hoy todavía sigue recuperándose.

Semejante mazazo golpeó duro a la historia de Vallegrande, que parte en 1613, pues habiendo sido la ciudad más importante después de Santa Cruz en varios siglos, fue fundada por la necesidad de tener un lugar donde auxiliarse al viajar hacia Charcas, ya que esas zonas estaban plagadas de Chiriguanos hostiles contra cualquier visitante extraño.

Con su estratégica ubicación, Vallegrande fue muy importante en la larga lucha independentista, prácticamente hasta 1828, donde cerca de la capital ajustician a un gran cruceño, leal con sus convicciones como era el Gral. Aguilera. Prácticamente en Vallegrande se inicia la rebelión en 1809 con el despertar de Ángel Laredo, a la sazón subdelegado, asonada que fue implacablemente tranquilizada por Goyeneche. Corría el año 1825 y antes que Santa Cruz o Bolivia se declaren independientes, Vallegrande el 26 de enero de 1825 se declaraba independiente de España, y el 14 de febrero de 1825, junto a Santa Cruz se declaran definitivamente excluidos de la corona española.

Existen diversos archivos en la ciudad de Vallegrande, que si bien algunos historiadores los han revisado, todavía tienen mucho por trabajar, pues no se conocen a fondo archivos parroquiales, municipales, subprefecturales y notariales, donde se podrá encontrar la historia de Vallegrande en primer lugar, de Santa Cruz en general, de notables familias asentadas allí, de próceres de la independencia y de sus familias, que tienen raigambre cruceña o un singular cordón umbilical europeo o árabe, pues se dice que grandes familias de sefarditas vivieron durante muchos años en esta zonas de Santa Cruz, y de ahí se deriva, se dice, que sus pobladores tengan grandes dotes como comerciantes.

Vallegrande y su gente son singulares, diferentes, desde su geografía de paisajes subandinos con cerros altos e imponentes hasta sus valles intermontanos donde se encuentran elementos florísticos y de fauna de los llanos y de los Andes. El hablar cansino y cantado de los cumpas vallegrandinos, y su combinación de palabras de origen quechua y guaraní son parte del hermoso léxico cotidiano valluno, aparte de que se escucha todavía palabras españolas arcaicas.

Su inédito, hermoso y largo nombre, Ciudad de Jesús de Montes Claros de los Caballeros y Pardos (Vallegrande), fundada para ser inmortal a sangre y fuego contra los guaraníes, nos entregó el también gran nombre de don Hernando Sanabria Fernández, escritor e historiador que nos relata muy vigorosamente sobre la guerra de la independencia y sobre todo por el papel que el brigadier Francisco Xavier Aguilera i Vargas cumplió desde Vallegrande para enfrentar las guerrillas de Manuel Ascencio Padilla, o de Juana Azurduy, o combatir al gobernador Arenales, o derrotar al gran Ignacio Warnes en el Pari.

Es, pues, Vallegrande, un pueblo de rica historia, un pueblo legendario que puede llenar páginas gloriosas, incluyendo cuestiones más recientes en nuestra memoria, como las guerrillas de Ñancahuazú, encabezadas por el guerrillero argentino cubano Ernesto “Che” Guevara.

La historia, la geografía, la rica fauna y flora de Vallegrande, si bien esta mostrada en un museo llamado Osvaldo Vergara, que es un pequeño muestrario de arqueología y costumbres locales, en forma muy simple, merece ser complementada con un museo de la ciudad y localidades cercanas, que tienen identidad similar, y hay material para ello: Unos años atrás, con el alcalde Ing. Casto Romero Peña, iniciamos una recopilación de artefactos antiguos que varias familias donaron para ser mostradas en el mencionado museo a desarrollarse.

Con lo ya reunido se podría comenzar, podría ser el acervo inicial de este proyecto que es anhelado, estoy seguro, por todos los vallegrandinos en el orbe, pues no hay personajes tan migrantes, por lo que se nos ocurre que se podrían hacer mapas documentados de los rumbos y paraderos a los que migraron, pero para eso necesitaríamos un museo del tamaño de un estadio, pues puedo apostar que no existe capital de cualquier país en el que no se encuentre un vallegrandino ya jugando de local.


Mario Suárez Riglos/Historiador





Tags