13 de agosto de 2020, 5:02 AM
13 de agosto de 2020, 5:02 AM

En el momento más crítico por el impopular bloqueo de las organizaciones afines al Movimiento al Socialismo, los legisladores de ese partido apuraron anoche la aprobación de dos leyes que huelen a soborno populista que pretende tender una densa cortina aromatizada para tapar el traspié de las piedras, humillaciones y delitos cometidos en las carreteras.

Se trata, por un lado, de la ley que difiere hasta el 31 de diciembre el plazo para el pago de los créditos bancarios, con el argumento de que la emergencia sanitaria por el Covid-19 afectó las economías de los ciudadanos que contrajeron préstamos con la banca privada del país.

La norma da fin a una serie de idas y vueltas en las que el Ejecutivo se enredó disponiendo primero la suspensión de los pagos de cuotas bancarias por seis meses, pero poco después el Ministerio de Economía y la Asfi desestimaron la medida asegurando que el plazo para esos pagos era sólo de tres meses.

Ahora viene la Asamblea y de un plumazo borra lo del semestre y el trimestre para fijar un plazo más largo para que la gente no se vea obligada a pagar en lo que queda de este año, y los bancos reprogramen esas cuotas a partir del 1 de enero.
Naturalmente, es más atractivo el plazo más largo posible en tiempo de elecciones, y así lo entendió el MAS al aprobar esa extensión sin considerar ni la estabilidad del sistema financiero ni la opinión de la banca privada ni mucho menos la del Gobierno.

La segunda ley aprobada es la del denominado ‘Bono contra el hambre’ gestionado por el Gobierno con créditos del Banco Mundial y el BID, pero con la diferencia de que el monto no será los Bs 500 que propuso el Ejecutivo, sino el doble, es decir, Bs 1.000 para las personas mayores de 18 años que no tengan ingresos, las beneficiadas del bono Juana Azurduy, personas con capacidades diferentes y quienes recibieron el bono universal.

Una vez más, la explicación es que con ese bono las personas de escasos recursos afectados por la paralización de la economía por el Covid-19 podrán mitigar en algo el impacto.
Y también nuevamente la presencia del oportunismo político que en tiempo de elecciones viene bien a cualquier candidato, en este caso al candidato Luis Arce, porque -a no dudarlo- este beneficio será reclamado como suyo en la corta campaña electoral que comenzará en las próximas horas con miras a los comicios casi seguros del 18 de octubre.

Con esas dos normas, el MAS demuestra tener más habilidad política que el Ejecutivo, que, en la expresión popular, ‘se quedó corto’ en las condiciones de ambos beneficios.

La pregunta que queda es si eso alcanzará para revertir el innegable impacto de impopularidad que seguramente tuvo el criminal bloqueo de carreteras que se cargó más de 30 vidas que no pudieron ser salvadas por falta del oxígeno que se quedó varado detrás de rocas empujadas al asfalto y detrás de furibundos bloqueadores que al final no se sabe qué pedían exactamente, dado que la fecha de las elecciones finalmente será la misma que ellos supuestamente rechazaban.

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