6 de agosto de 2021, 10:00 AM
6 de agosto de 2021, 10:00 AM

Si algo de bueno traen las grandes crisis es que crean las condiciones para el surgimiento de nuevas oportunidades, para la innovación y la creatividad. Nadie puede desconocer a estas alturas que la aparición del virus en Wuhan (China) ha provocado la mayor caída de actividades que el planeta recuerde desde su creación. Y lo hizo golpeando en el corazón mismo del sistema global: el trabajo.

Como todos los países del mundo, Bolivia también sufrió ese duro golpe, que acá se sintió de una manera más contundente porque el coronavirus encontró un país con un sistema de salud deficiente y múltiples carencias que hicieron más fácil su trabajo mortal.

Y sin embargo en medio de un panorama desolador, de desempleo, cierre de fábricas y talleres, reducciones de personal y cesantías, los bolivianos nunca bajaron los brazos, solo los mantuvieron contenidos prudentemente mientras era necesario, pero apenas encontraron un resquicio de esperanza lo tomaron para recuperar el tiempo perdido, pero esta vez con una mirada distinta que resulta del aprendizaje de un tiempo difícil y desafiante a la vez.
Así surgen las nuevas oportunidades, los emprendimientos, las ideas innovadoras para mirar de frente el futuro y encararlo con optimismo y con nuevas herramientas.

Una de ellas es la productividad: el mundo ha descubierto que no se trata de cumplir horas en la fuente de empleo, sino conseguir objetivos.

Esa lección dejó principalmente el modelo del teletrabajo que vació las oficinas y algunos talleres de servicios, para trasladar el trabajo al hogar: allí, sin jefe que vigile ni horarios por cumplir, solo quedaba la posibilidad de demostrar resultados cuantificables.

La incorporación de la tecnología digital es otra de las grandes adopciones definitivas de esta era: nunca antes como hoy los celulares, computadoras y conexiones de internet fueron tan funcionales al proceso de la producción y la generación de servicios y oportunidades.

En los nuevos escenarios la productividad y la eficiencia son las claves de la reactivación económica. Así lo comprenden los emprendedores de este tiempo y varios de sus protagonistas se lo cuentan al país en esta edición especial que EL DEBER preparó en homenaje al Día de la Patria, que este año llega de una manera especial: con más optimismo que el deprimente 2020 cuando la pandemia se presentaba más severa que los meses previos.

De eso se trata: de levantarse y quizá no retomar el trabajo en el punto en que se quedó congelado, sino de reinventar la ruta para hacer algo nuevo, con nuevos criterios en el uso del tiempo, de la consecución de resultados y de lograr un nivel de competitividad exitoso. Así ya lo hacen muchos bolivianos que comprendieron la naturaleza de estos nuevos tiempos. ¡Felicidades Bolivia!



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