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12 de mayo de 2024, 19:42 PM
12 de mayo de 2024, 19:42 PM

Por César Dockweiler*

Seguramente muchos de nosotros nos hemos tomado un tiempo para intentar descifrar lo mencionado por el Presidente Arce en su más reciente encuentro con periodistas. Entre tantas falacias e imprecisiones, lo que más me ha impactado es el tema de los dólares en la economía boliviana.

El presidente ha insinuado que existe especulación en torno a la divisa estadounidense, pero asegura tener evidencia de que los dólares pronto estarán disponibles o serán creados a través de medidas coercitivas, como las sanciones al sector exportador que no repatríe la totalidad de sus ingresos en dólares.

La mejor "evidencia" que tiene el presidente Arce es que, en menos de 3 meses, los bolivianos han sacado sus dólares del "Colchón Bank" y los han depositado, a través de la compra de Bonos del Banco Central, logrando la "monumental" cantidad de 58 millones de dólares. Esta cifra es tan insignificante que equivale a solamente el 0,0012416 del PIB 2023 (dos ceros después de la coma).

Para poner las cosas en perspectiva, Bolivia destinará más de 3.596 millones de dólares para la importación de combustibles este año. Los "magníficos 58 millones" apenas alcanzan para cubrir la demanda de combustible durante seis días. 

Esta brecha entre lo recaudado y las necesidades reales del país es alarmante y revela la fragilidad de nuestra economía frente a los desafíos actuales. Por ejemplo, esta brecha puede ser la razón por la cual el gobierno se enfrenta a dificultades para obtener fondos para la compra de combustible, lo que ha resultado en la situación recurrente de que miles de cisternas queden varadas en Paraguay y Argentina.

El sector importador requirió 11.120 millones de dólares el año 2023. Suponiendo que no habría crecimiento de este sector (algo que iría en contra del discurso presidencial de un crecimiento de más del 3%), la magnífica recaudación lograda en 90 días por la colocación de Bonos del Banco Central solo alcanzaría para cubrir la demanda de 2 días del sector importador.

Lo más llamativo de la "charlada" del presidente a los periodistas fue su afirmación de que Bolivia no enfrenta una crisis de dólares, sino una situación de especulación con motivaciones políticas. Durante su discurso, hizo referencia a la existencia de 453 millones de dólares en el sistema financiero. Sin embargo, esta afirmación contrasta con la realidad experimentada por los ahorristas, quienes enfrentan restricciones para retirar fondos, limitados a un máximo de 100 dólares en entregas fraccionadas. 

Esta situación ha llevado a una creciente desesperación entre los empresarios importadores, quienes se ven frustrados por la demora en la transferencia de fondos necesarios para cumplir con sus compromisos comerciales. Además, cabe destacar que los 453 millones disponibles resultan insuficientes, ya que apenas equivalen a 15 días de la demanda del sector importador.

El presidente se dedicó a buscar culpables, señalando a los de la "derecha" y la "nueva derecha" por perjudicar al país. En mi caso, solo falta que me hagan bailar con Hitler si estuviera vivo, simplemente porque hemos venido desnudando la mala situación económica y denunciando un sobreprecio espeluznante de 22 millones de dólares en la extensión de la línea café, equivalente al 40% de lo recaudado en 3 meses por la colocación de los bonos del BCB. 

Pero como es más fácil culpar a otros que reconocer sus propios errores, también está señalando que hay un boicot a su "magnífica" gestión al impedir que se aprueben varios financiamientos que se encuentran en la Asamblea Legislativa. Sin embargo, los créditos solicitados no superan los 800 millones de dólares, y aún si se inyectaran todos en un solo mes (lo cual es incorrecto, ya que se invierte conforme al avance de las obras), estos recursos se agotarían en tan solo 26 días.

Lo más sorprendente desde mi perspectiva ha sido la evidente burla por parte del presidente hacia el pueblo boliviano. Prácticamente nos ha dicho que él vive en un mundo de fantasía, un "metaverso" donde abundan los dólares, y donde lleva puestas unas gafas que le muestran una realidad virtual totalmente ajena a la verdadera situación del país. 

En este "metaverso", se nos presenta como la economía líder en la región, con la inflación y el desempleo más bajos, y un crecimiento económico envidiable. Sin embargo, fuera de esta ficción virtual, más de 12 millones de bolivianos, entre ellos empresarios, trabajadores, amas de casa, estudiantes, profesionales, vendedores y compradores, estamos conscientes de que nuestra realidad se define por la escasez de recursos. 

Nuestra realidad se ve reflejada en las monedas que llevamos en el bolsillo, en el subempleo informal y en la ausencia de dólares en nuestra economía real.

Indudablemente, el mayor obstáculo que enfrenta el presidente Arce es su desconexión total con la realidad que viven los bolivianos y su notable falta de sinceridad al no reconocer la precaria situación económica que enfrentamos. 

Ignorar los recientes informes del sector farmacéutico, que advierten sobre el aumento de precios de los medicamentos debido al tipo de cambio paralelo, así como el riesgo de desabastecimiento de productos importados por la escasez de dólares, es un claro ejemplo de esta desconexión. Además, el sector gremial, los importadores y los pequeños empresarios claman por la aparición de la divisa estadounidense para poder reanudar sus actividades sin incertidumbres ni contratiempos.

El presidente parece obviar por completo la realidad de la falta de dólares en nuestra economía, y pretende desviar la atención del pueblo con la mera mención de unos 58 millones de dólares, una cantidad completamente insignificante para cubrir nuestras necesidades financieras. 

Estas falacias del presidente, más que mostrar una estrategia política, revelan una profunda desconexión con la situación del país. Pero lo más preocupante no son las falsedades y manipulaciones del presidente, sino su propia creencia en estas fantasías que él mismo ha creado.

Es imperativo que el gobierno reconozca la gravedad de la situación y tome medidas concretas para abordarla. Negar la crisis solo exacerbará el sufrimiento de la población y profundizará las divisiones en el país. Bolivia necesita visión y honestidad para enfrentar los desafíos económicos con determinación y pragmatismo.

Es economista; magister en Planeación Estratégica y Administración de Empresas; y postulante PhD en Gestión del Desarrollo y Políticas Públicas

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