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19 de agosto de 2024, 4:00 AM
19 de agosto de 2024, 4:00 AM

Claudia Vaca / FILÓLOGA Y EDUCADORA

La historia de la literatura, como la de muchas otras disciplinas, ha sido escrita en su mayoría por y para hombres, porque eran considerados ciudadanos, sujetos de derecho, con acceso a educación y alfabetización, con derecho a votar y elegir a sus autoridades, o elegir, tan solo elegir, como bien señala Adela Zamudio en su poema Nacer hombre.  Estos hombres accedieron primero que las mujeres y que los indígenas, campesinos, etc. a estos y otros derechos.

Así fue durante siglos, las voces, el pensamiento de muchas mujeres fue relegado a un segundo plano, silenciado por un sistema que impuso su propio lenguaje y normas. Hay casos privilegiados de mujeres del siglo XIX que accedieron a estos derechos. Desde mediados del siglo XX en adelante, esto ha ido cambiando notoriamente, gracias a una serie de luchas políticas, porque la escritura es un asunto político, al igual que el acceso a la lectura, a los libros, al conocimiento y a espacios donde debatir y expresar nuestro pensamiento.

En el último tiempo, en Hispanoamérica, una de las manifestaciones más poderosas de esta resistencia, fuerza política y poética, está condensada en la antología NosOtras: Fugas y resonancias poéticas hispanoamericanas, compilada por la escritora y académica Margarita Bustos.

Este libro es un homenaje a la valentía, la creatividad y la resistencia de escritoras del siglo XX y lo que llevamos del siglo XXI, que, a través de sus palabras desentrañan y exprimen las complejidades de la experiencia de ser mujer en tiempos adversos y diversos, en el contexto hispanoamericano. Las generaciones de artistas desde los años 70, marcadas inicialmente por la efervescencia cultural y política que caracterizó a América Latina en ese momento, presenciaron el surgimiento de una ola de escritoras que desafiaron las normas de género y exploraron temas como el patriarcado, la sexualidad, la política y la identidad.

En Hispanoamérica, especialmente durante las dictaduras de los años 70 y 80, las poetas comenzaron a desafiar abiertamente las normas establecidas, creando nuevos espacios de enunciación desde sus propias experiencias y perspectivas. Si se hiciera esta antología con poetas del siglo XIX de Hispanoamérica, sería una tarea enorme de búsqueda de archivos y desenterrar a muchas mujeres que escribían a escondidas, las que habían accedido al derecho a aprender a leer y escribir, las que no, pues tendríamos que buscar otros códigos en los que se manifestaron, para recuperar sus testimonios de lo que fue vivir sin derechos, siendo mujer en el siglo XIX.

A medida que avanzamos hacia las generaciones del ´90 y entramos al siglo XXI, la escritura de mujeres hispanoamericanas se diversificó; surgieron nuevas voces, nuevas perspectivas y estéticas; comenzaron a poner en tela de juicio entonces, y hasta hoy, temas tabúes, cuestionaron las estructuras de poder establecidas y desafiaron las expectativas de género con una audacia y una originalidad supra consciente.

Por otra parte, está la escritura de mujeres trans, quienes han sido históricamente marginadas y silenciadas, al igual que las de mujeres de pueblos indígenas, afrodescendientes y otras poblaciones subrepresentadas. En las últimas décadas, estas voces han emergido como figuras destacadas en el panorama literario, resistiendo ante la tradicional dualidad entre género y sexualidad, y ofreciendo nuevas perspectivas sobre la experiencia humana, ahondando en temas de identidad, marginalidad y resistencia con una sensibilidad y una profundidad conmovedoras.

En el siglo XXI, la poesía de mujeres hispanoamericanas ha continuado publicándose, han ampliado el alcance temático y estilístico de su trabajo, reflexionando la relación con las tecnologías y las identidades en este entorno, o, adentrándose aún más en la violencia en todas sus variantes, la migración, el activismo, la transfobia, gordofobia, feminicidios, infanticidios, racismo, ecocidios y la ecología.

Además, se ha incrementado la experimentación performática y proxémica en los hechos literarios; muchas han hecho frente a las convenciones poéticas tradicionales, tensionando la estructura sintáctica, gramatical, como mecanismo de desestructuración, disrupción y protesta a la comunicación jerárquica y patriarcal, violenta desde la omisión o el secretismo predominante en las familias, de modos muy sutiles, pero que cuando una se adentra en lo que subyace a un gesto, una palabra, un pensamiento, no podrá evitar interpelar la misma norma del lenguaje y las complejidades del sujeto, para tensionarlas y dejar que emerjan otras formas de comunicación poética.

El proceso de selección de las poetas para esta antología fue, según la propia Margarita Bustos C., una tarea compleja y desafiante; la autora optó por priorizar la profundidad sobre la cantidad, permitiendo a cada poeta presentar una muestra significativa de su obra como producto de un tiempo histórico y de los desafíos políticos a los que cada escritura se enfrenta al momento de asumir el compromiso serio de la escritura como forma de vida y ejercicio pleno de la libertad.

La rigurosidad y criterios literarios, filosóficos, estéticos de Margarita Bustos (2024) permite al lector adentrarse en la experiencia estética manifiesta en cada una de las voces textuales que componen esta Antología “NosOtras: Fugas y resonancias poéticas hispanoamericanas” una antología clave para los estudios de la literatura, la política, la semiótica, la lingüística y la historia, en pocas palabras: para la filología.