29 de junio de 2024, 4:00 AM
29 de junio de 2024, 4:00 AM

No es un idea o posibilidad descabellada la planteada por Eduardo Jiménez, jefe de Sistemas de Información de Macroconsult, mucho menos considerando la fragilidad macroeconómica que vive actualmente Bolivia, sumida en conflictos políticos, económicos y sociales, con un reciente intento de “golpe” democrático.

Una economía nacional que tiene 11 años consecutivos de déficit fiscal, donde el 2023 representó el 11% de su PIB, siendo el más alto desde el 2013. Con una crisis de divisas, que no se ha resuelto desde febrero de 2023, en todo caso se hizo crónica. Donde actualmente existe un mercado cambiario desequilibrado, con una gran demanda insatisfecha, la cual recurre en parte al mercado negro, donde el dólar americano llega a costar casi 10 bs. (alrededor del 30% de devaluación).

Además, existe falta de liquidez y solvencia en las arcas estatales en términos de dólares, lo cual genera un desabastecimiento principalmente de carburantes por la falta de pago a sus proveedores internacionales, con efectos nocivos en la industria y comercio nacional.

Una presión inflacionaria creciente (1,92% acumulado hasta mayo), reflejada en una sostenida elevación de precios de los productos en nuestra economía, sean estos nacionales, importados o de contrabando, lo cual disminuye el poder adquisitivo de nuestro dinero (devaluación).

La crisis política, poca gobernabilidad, paros, bloqueos, conflictos sociales y sucesos como lo ocurrido el miércoles pasado, estimulan a que los empresarios locales se vayan del país y ahuyentan a las inversiones extranjeras. Para ambos, no existe seguridad económica, jurídica, política ni social para que sus capitales se arraiguen en Bolivia, por lo tanto, las perspectivas económicas para el país son pocas alentadoras. 

Tal vez no nos dimos cuenta, pero nuestra cuenta, pero nuestra moneda ya se fue devaluando por la inflación y respecto al dólar negro. Y además, con todos esos condimentos negativos explicados anteriormente, es cuestión de tiempo que pueda suceder una devaluación oficial por parte del BCB. ¿lo hará o la podrá evitar?

Si a todo es combo radioactivo, le sumamos lo explicado por Jiménez, respecto a la caída de nuestras reservas internacionales en mas del 90% y muy limitado cuerpo monetario para seguir sosteniendo el tipo de cambio fijo del dólar en nuestra economía, las posibilidades de una devaluación no son lejanas ni alocadas.

En algún momento propuse que se debería devaluar nuestro peso boliviano de manera oficial por 3 simples razones, aunque las mismas deberían ser acompañadas por normas o mecanismos que alivien cualquier efecto negativo.

 1. Estimular a los exportadores a traer sus dólares al sistema financiero nacional. 

2. Establecer un dólar oficial competitivo con el dólar paralelo. 

3. Bajar la incertidumbre y especulación en el mercado cambiario. Si el dólar oficial fuera de Bs. 7,50, en el mercado informal no tuviera mucho efecto, ya que el mismo está por encima inclusive de los Bs. 9. En el mercado y economía formal si tuviera mayor incidencia, sobre todo positiva para los exportadores, que al parecer serán los salvadores coyunturales del país.

Debe entenderse que lo anterior es solo una propuesta, talvez riesgosa, sin embargo, debe ser mejorada y complementada con otras políticas para su eficacia. Sin embargo, lo real es que nuestra moneda se va a devaluar de manera oficial, tarde o temprano, aquí, lo incierto es que, si será como una política monetaria planificada o como consecuencia de una crisis de balanza de pagos, es decir cuando el BCB ya no pueda sostener el tipo de cambio fijo por la carencia de dólares, al parecer la segunda opción es la más próxima.

Nada esta escrito en piedra en economía, nada de lo que se pronostique siempre se cumplirá, sea bueno o malo, depende de varios factores, algunos incontrolables, pero en el caso de Bolivia dependerá sobre todo del pragmatismo y de la mucha voluntad política para hacer las cosas correctas.

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