26 de marzo de 2022, 4:00 AM
26 de marzo de 2022, 4:00 AM

El problema de la educación en Bolivia, no es un problema reciente, sino algo que se lo viene arrastrando desde la creación de la República en 1825. Si bien es comprensible que en los primeros años de vida de la República ha sido difícil dar solución a este problema por falta de presupuesto, pero ya han pasado 197 años de vida soberana y ninguno de los 67 presidentes ha podido dar solución al problema de la educación, ni siquiera en el periodo de la bonanza económica que coincidió con la mayor parte del Gobierno de Evo Morales.

Actualmente, la educación fiscal está atravesando uno de sus peores momentos y, prueba de ello, es la marcha de los profesores del área urbana en la sede de gobierno exigiendo más ítems y, por supuesto, el paro de actividades escolares convocado el 18 de marzo pasado. Sin embargo, la falta de ítems no es el único elemento que constituye el problema de la educación, pues existen otros elementos que también forman parte del problema. Estos son, falta de cupos para estudiantes, falta de infraestructura, colegios en mal estado, falta de muebles, falta de equipamiento, falta de insumos de bioseguridad contra el covid y otras cosas más que son necesarias para lograr una educación de calidad. Todo esto, son indicadores que nos dan a entender que la educación no es una prioridad para el Gobierno central, ni para los gobiernos departamentales y municipales, tal como lo establece el Art. 77 numeral I de la CPE, donde dice que: “La educación constituye una función suprema y primera responsabilidad financiera del Estado, que tiene la obligación indeclinable de sostenerla, garantizarla y gestionarla”.

Entonces, podemos deducir que, en este artículo de la CPE, se encuentra resumido el grado de responsabilidad y la obligación que tiene el Estado para con la educación fiscal. Y, por otro lado, podemos leer el principio filosófico del Estado respecto a la educación. Es decir, la manera de cómo concibe a la educación en tanto función suprema y primera responsabilidad financiera. Sin embargo, a pesar de todo esto, la educación en Bolivia sigue siendo un problema muy preocupante para la sociedad en su conjunto. Pues, así como hay muchos profesores sin ítems, también hay muchos alumnos que no han podido inscribirse por falta de cupos, y, por supuesto, también hay padres de familia que no pueden pagar la mensualidad de sus hijos. Estos problemas son el pan de cada día en las diferentes unidades educativas.

Sin embargo, lo más patético de todo esto, es que a ninguna de las autoridades competentes de los diferentes niveles de gobierno les importa un ápice el problema de la educación. Por ejemplo, el Ministerio de Educación no hace nada para resolver el problema de los ítems, siendo que es su competencia; y los gobiernos municipales, que son los responsables de dotar, financiar y garantizar los servicios básicos, infraestructura, mobiliario, material educativo y equipamiento de las Unidades Educativas de Educación Regular, Educación Alternativa y Especial, así como de las Direcciones Distritales y de Núcleo, en su jurisdicción, tampoco hacen algo para poder paliar el problema de la educación.   

Por esta razón, cuando los padres de familia van a querer inscribir a sus hijos, la palabra mágica que utilizan es: no hay cupo. Y listo, con esto solucionan el problema. Finalmente, sabemos que los únicos perjudicados con este problema son los estudiantes, los padres de familias y los profesores que no tienen ítems; menos las autoridades. Por eso es que la educación está como está y a nadie le importa. Sin embargo, la cosa sería muy diferente si es que este problema hubiera afectado a las autoridades, pues, probablemente no habría existido problema en la educación. Mientras tanto, nos quedamos con nuestros problemas y esperemos que algún día nuestras autoridades le den la importancia que merece la educación.                   

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