8 de mayo de 2022, 4:00 AM
8 de mayo de 2022, 4:00 AM


“Me he de comer esa tuna, aunque me espine la mano”, cantaba el gran Jorge Negrete, por allá por el año 1945, en la película del mismo nombre. Era la época gloriosa del cine Mexicano y punto; ahí lo dejamos y, no porque no haya de qué hablar con referencia al gran charro mexicano, sino porque las tunas, o los “nepales”, que nos tocarán a los bolivianos no tienen nada de ranchera y, al parecer, ya comienzan a “espinarnos” como dice la canción, mucho antes de que se siembren.

Hace rato que en el gobierno ese entorno que maneja a su antojo YPFB, en el que parece nomás que se puede incluir al hijo mimado del presidente, me refiero a Marcelo Arce, (el que se quejó de Amalia Pando), tiene planes nada claros, aunque muy caros. 

El analista mexicano, Alfredo Jalife-Rahme Barrios, en una conversación publicada en redes sociales, asegura haberse reunido con el Ministro de Hidrocarburos y Energías, Franklin Molina (muy capaz, por cierto, “un pulpo”, dijo) en Santa Cruz de la Sierra, donde llegó el hijo del presidente Arce (Marcelo o Marcelino), “muy capaz el joven, muy metido en la cuestión de los combustibles”. Dejó claro que se refería al hijo del presidente, dejando claro de que el joven sigue relacionado a YPFB. La reunión, de acuerdo a lo que se sabe, fue en la Casa Ejecutiva de YPFB en el barrio Las Palmas de la ciudad de Santa Cruz. Pero ese no es el tema. Las relaciones o influencias del hijo del presidente Arce son muy conocidas, pero como el jovencito se quejó de Amalia, es bueno que se recalque lo dicho por el mexicano porque no hay dudas que la señora Pando sabe muy bien de lo que habla cuando al tema y persona se refiere, aunque el Tribunal Nacional de Ética Periodística tenga dudas.

Bueno, el tema es que Arce Catacora se entusiasmó con mandar a construir un par de plantas de carburante sintético en Santa Cruz, concretamente en la refinería de Palmasola, donde ya “limpiaron” y adecuaron un espacio muy grande para, aparentemente, comenzar la instalación de al menos una de ellas, la que, probablemente extraiga aceite “de las semillas de tuna”. 

No, no se equivocó, leyó bien. Cual Jorge Negrete, el presidente tras su visita a México, en marzo del 2021, quedó “prendado” no por las muchachas a las que se refería el cantor, sino por las tunas, tal como se lee en varios medios (http://www.tierraplus.com.bo/Internacional/Politica1/El-Gobierno-quiere-experimentar-la-producciaon-de-nopal-para-el-biocombustibles) en los que se asegura que: Bolivia y México intercambiarán experiencias en la producción de nopal, un cultivo que podría ser utilizado como insumo en la fabricación de biocombustibles, como el diésel ecológico que se elaborará en el país.

Lo de arriba lo informó el propio presidente Luis Arce, en la Casa Grande del Pueblo, luego de su visita oficial a la República de México. Arce dijo: “Como ustedes saben nosotros hemos entrado a la era de la producción del diésel ecológico y queremos aprovechar este famoso nopal mexicano que tiene una fuente fundamental y ver si es viable su producción en Bolivia”. 

¿Hemos entrado? ¿De dónde sale ese “hemos entrado… del entusiasmo? ¿Acaso se realizaron estudios? “Hemos entrado suena a una planificación detallada”, dijo, de manera que, siguiendo el entusiasmo de Arce pensemos: ¿Es otro Sanbuenaventura, sin cultivos previos? ¿Van a sembrar Tuna (Nopal)?, ¿Dónde? ¿Ya tienen el lugar? Es de esperarse que no sea “donde pensaban sembrar soya; es decir en tierras fiscales cruceñas. Pero, donde quiera que las siembren, ¿ya tienen previsto el sistema de riego? Esos cultivos necesitan agua cada 20 días, dice la información.

El año pasado, Arce sostenía: En caso de que hubiese resultados de producción del cultivo en el país, éste podría ser incorporado “como un insumo en nuestra planta de diésel ecológico que ya está en marcha”.¿ Dónde hicieron las pruebas o el proyecto piloto?
Como se señaló, la estatal YPFB piensa en 2 plantas: una de diésel ecológico y otra para biodiésel, en base a productos agrícolas. Hablamos de varios cientos de millones de dólares, como $us 300 cada planta.

La primera ya fue “adjudicada”: Proceso de Contratación Directa “proyecto implementación de plantas de biocombustibles”, código: DRCO-CD-GIND-25-22 a la empresa YPFB refinación S.A.”. Un contrato, que tiene 16 sellos, firmas y rúbricas.

Hay cláusulas en el contrato que están hechas para evitar que YPFB licite (¿se acuerdan de la Planta de Río Grande, con asalto y muerto incluido?). Dicen los que saben que esa jugada es parte de la “Ingeniería del fraude”. Aunque el problema no es que YPFB pueda o no contratar directamente a su empresa, el problema es que esto estaría hecho para evitar un proceso de licitación, el que, de ser abierto y publicado, puede ser objeto de observaciones por los interesados en la materia. ¿Es YPFB Refinación, apta para la construcción de plantas? Esa es una pregunta que debe ser respondida; ¿cuál su experiencia y dónde construyó anteriormente? O ¿aquí entran los subcontratistas? (Octava-8.1.9). 

Si Refinación fuese apta para la construcción de las plantas, bien pudo haber entrado a una licitación limpia y abierta; al fin de cuentas, tiene NIT propio y es una Sociedad Anónima con el 99.99% estatal, así sea parte de YPFB. Esto no suena bien, más allá del comunicado de YPFB del 5 de mayo pasado donde se lee que “YPFB podía contratar directamente luego de 2 contrataciones declaradas desiertas y que se puede contratar de manera directa a empresas públicas y estratégicas” (ingeniería del fraude) y termina destacando la experiencia de la empresa en “refinación de petróleo crudo”.

 Pero no dice nada de la instalación y construcción de plantas. “Juegan” con eso de que: lograrán reducir la importación y subvención de diésel, listo: el fin, le justifica el medio que, al parecer, siempre fue contratarse entre ellos, para eso se tomaron el tiempo para declarar desiertas dos licitaciones y lo que ya sabemos.

Lo que queda: Una vez contratada Refinación, la S.A. (99,99% estatal) hace la contratación (subcontratación respecto a YPFB) de la empresa que le manden contratar, sin publicaciones, sin procesos públicos, para eso se la hizo privada; así se burla la norma, cerrando un negocio de 357 millones de dólares, sin que nadie sepa o pueda observar nada.
Va a ser harta plata; tenemos mala experiencia; una cosa es refinar petróleo y otra muy diferente montar una planta, así sea con subcontratos… qué le vamos a hacer, alguien se va a comer esa tuna, como Jorge Negrete, pero las espinas, pueden ser, una vez más para que “sunchen” y pinchen la cada vez peor economía del país (son millones de dólares, no se olviden).